La infiel, de Eitan Zur (Cine)


Por Soledad Castro. 

Hay películas que nos pasan desapercibidas. Así de simple. Ni siquiera son malas; son correctas, bien construidas, podemos decir que “funcionan”, y sin embargo es difícil entender su cometido, encontrarles la fuerza o la vitalidad. La historia que se cuenta en La Infiel es sencilla: un hombre veterano descubre la infidelidad de su joven mujer y desespera. El conflicto de qué hacer al respecto se desarrolla durante toda la película, centrándose en los pensamientos, reflexiones y acciones del personaje principal. Es un cine jugado al naturalismo: una verosimilitud centrada en la actuación, en la claridad del registro de los espacios, en la credibilidad de los diálogos y en una cámara prolija que parece olvidar la fotografía (tal vez por los antecedentes televisivos de su director) y construye intenciones dramáticas casi exclusivamente desde el montaje. 

La película está bien actuada y tiene algunos momentos de humor bien interesantes, sobre todo en la relación del protagonista con su madre judía, que cumple con todos los prejuicios del caso: es autoritaria, entrometida, frontal y aprehensiva.  No así en las escenas de tensión dramática: hay algo de la mano del director que se pone demasiado en evidencia en los gestos, en la música; es una puesta en escena tan preocupada por no rozar la sobreactuación o el exceso, por no ser aburrida ni kitch, ni cómica ni trágica; tan cuidadosa y medida en los tiempos del montaje que termina resultando insípida. 


Sin ánimo de agotar referencias, los dos antecedentes que se me ocurren para esta historia son la película La infiel de Chabrol, de 1969, y su remake con Richard Gere y Diane Lane del 2002 que se llama Infidelidad. Si bien el tema es más que conocido por la historia del cine, creo que lo interesante de volver a contarlo podría radicar justamente en el encuentro con una forma o una nueva intención definida por la manera en la que se cuenta. En la película de Chabrol hay un juego insistente con la sensualidad de la protagonista, con el tremendo deseo que define las posiciones y movimientos de cámara, y la fotografía: podemos sentir, vivenciar la sensualidad enigmática de esa mujer, su pasión, su delicado tormento. Además, si tomamos en cuenta el momento al que pertenece la película, entendemos que la representación femenina se encontraba profundamente en juego y resultaba de una actualidad perturbadora hablar de la aceptación de ciertas conductas inmorales. La del 2002, sobreactuada hasta la médula, al menos cuenta con la belleza de los espacios y la fotografía hollywoodenses y con Richard Gere y Diane Lane: uno disfruta de ver a esos estereotipos de galán y “mujer fina” entreverados y ensuciándose la vida, al menos un sábado por la tarde en el cable. Pero en ambas películas hay una idea de exceso en algún aspecto de la puesta en escena: ¿no es de eso de lo que se trata la pasión, al fin y al cabo?



Si la idea es trabajar un hecho trágico desde la ambigüedad y la naturalización más absoluta, manteniendo un nivel de objetividad y distancia casi perfectos para evitar juzgar a los personajes, se sitúa al espectador en un punto de vista meramente contemplativo que no debería sobreentender como interesantes ciertos temas o conflictos. Tal vez la insulsa belleza del personaje femenino de La infiel de Eitan Zur (construida casi exclusivamente desde un estereotipo físico armónico, rubiecito y joven frente a la decadencia neurótica y deshilachada del “profesor”) haya resultado la causa de mi imposibilidad para sentirme afectada por la construcción dramática que propone la película. Lo que sí me llamó la atención fue el rescate de cierta idea de la tradición judía y sus costumbres: las relaciones entre vecinos, las presiones culturales o el visionado de ciertos paisajes interesantes por desconocidos. Pero no es allí donde está puesto el foco, y por ahí el problema es que uno no entiende bien dónde. Para ser una ópera prima, tiene algunos hallazgos actorales y un lindo pulso narrativo, pero el director parece serle infiel a cualquier desborde de su imaginación.

Ficha técnico-artística:

Titulo original: Hitpartzut X
Género: Drama
Intérpretes: Melanie Peres, Orna Porat, Yossi Pollak, Suheil Haddad, Rami Heuberger
Director: Eitan Zur
Guionista: Edna Mazya
Director de fotografía: Shai Goldman
Música: Adrien Blaise
Montaje: Boaz Leon
Origen: Israel (2010)
Duración: 98 min.
Calificación: Apta para mayores de 16 años
Fecha de estreno: 24/10/2013