Revista Lucarna

Una Mirada sobre las artes emergentes

Poesía + Fotos para todos los gustos

Se pueden leer, pero también mirar

Libros para leer en otoño

En la arena, el pasto... o el asiento del colectivo

Usted Está Aquí, de Natalia Chami y Romina Bulacio Sak

Entrevista a las creadoras de esta impredecible experiencia teatral

Lunas Cautivas – Historias de poetas presas, de Marcia Paradiso

Documental sobre tres mujeres, tres historias y un penal

La isla mínima, de Alberto Rodríguez (cine)


Por Mirko Gómez. 

Un remoto páramo en las marismas de Guadalquivir es la escenografía para un pueblo que el tiempo ha olvidado, y cuyos habitantes parecen estar sumidos en el más anodino transcurrir. Cuando el bostezo está al llegar, dos adolescentes desaparecen, sumiéndolo todo en un desconcertante misterio. Los encargados de develar el suceso son dos policías madrileños enviados en misión especial… 

La isla mínima es un film de misterio dirigido por Alberto Rodríguez, una de las nuevas promesas del cine español. Desde el estreno de 7 Vírgenes, la crítica le ha seguido los pasos de cerca y en la última entrega de los Goya este film recibió 17 nominaciones, algo habitual para las obras de Rodriguez: su anterior película -Grupo 7- tuvo 16 nominaciones, la diferencia es que con esta última se hizo de dos galardones, y con La isla mínima obtuvo 10.

La obra tiene parentesco casi directo con un clásico Film Noir, no por su estética, sino por el argumento base: un misterio, un crimen o un robo, y personas que quieren dar luz a la situación, fórmula sencilla que el cine ha explotado desde principios de los ‘40s, cuando las salas de los Estados Unidos programaban por primera vez  El halcón maltés. De un tiempo a esta parte, genios del cine han desarrollado obras maestras de este tipo -desde Fritz Lang a Hitchcock pasando por Billy Wilder-, así que argumentalmente no se nos ofrece innovación, ni nada refrescante.



El relato transcurre a principio de los años 80s, cuando España estaba liberándose de los resabios corrosivos de la dictadura franquista. Los protagonistas -Pedro (Raúl Arévalo) y Juan (Javier Gutiérrez)- son una muestra de la transición que las fuerzas de seguridad de la época transitaban. El primero es un policía tolerante y progre, que se opone totalmente a las viejas formas del nefasto régimen. En cambio, Juan es un esbirro de la vieja escuela, oculto tras la sombra, violento. Este contrapunto es llevado de manera sutil, como casi todo lo que ocurre a lo largo del metraje, elemento que lleva a veces a la confusión.

Además de Pedro y Juan, existe un tercer personaje activo: el entorno. El director decide mostrar las marismas en cenital, dejando ver laberinticos sistemas acuáticos, cambiantes con las mareas. Este paisaje todo el tiempo opone dificultades, terrenos difíciles para desplazarse y un clima altamente desfavorable (lluvias despiadadas incluidas).

Esta película formó parte del programa de ESPANORAMA.

Al final, todos los elementos son congruentes y el resultado es una obra aceptable que -a pesar de tener un argumento trillado y carecer de giros que realmente generen ruptura dramática- despierta interés y deja en vilo al espectador.

Ficha técnico artística
Título original: La isla mínima.
Duración: 105 min.
País: España.
Director: Alberto Rodríguez.
Guión: Alberto Rodríguez, Rafael Cobos.
Música: Julio de la Rosa.
Fotografía: Alex Catalán.
Reparto: Raúl Arévalo, Javier Gutiérrez, Nerea Barros, Antonio de la Torre, Jesús Castro,Mercedes León, Manolo Solo, Jesús Carroza, Cecilia Villanueva, Salva Reina, Juan Carlos Villanueva.


Qué nos trae el III Festival Novísima Dramaturgia Argentina del CCC (Agenda-Teatro-Entrevista)

Seré tu madre trnaquila


El jueves 25 de febrero a las 21:00, la Sala Raúl González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543) será sede de la apertura del festival, que este año llega a su tercera edición. 

La versión 2016 trae seis obras y mesas teóricas, todo al servicio de la visibilidad de las piezas realizadas por dramaturgos menores de 35 años, y a la reflexión sobre dicha producción. Conocé más de cerca el festival con esta entrevista que hicimos con su organizador y curador Ricardo Dubatti.  

RL: ¿Cómo surgió la idea del Festival? 
Ricardo Dubatti: A partir de dos cuestiones que se cruzaron hacia 2012. Por un lado, dos artículos que tenía que escribir sobre dramaturgos que empezaban a escribir o continuaban escribiendo durante el primer período de la Postdictadura, entre 1983-1989. Ahí me encontré con la idea de que “no había dramaturgos” en este período. Me desesperé. Seguí buscando y empezaron a aparecer nombres conocidos como Jorge Accame, Javier Daulte o Víctor Winer, así como otros no tan familiares como Juan Carlos Badillo o María José Campoamor. Con eso me percaté de dos cosas: que por dramaturgia se referían a dramaturgia de; y que no era que no existieran, sino que no estaban visibles. La mayoría había hecho ediciones de autor muy pequeñas o tenían textos sueltos. 

A esto se sumó que empezamos a reunirnos con Sebastián Kirszner, y ahí surgió la idea de armar una plataforma que permitiera mostrar un poco de todo lo que pasa ahora, con el fin no de imponer autores ni teorías, sino de construir un primer acercamiento que acopiara documentos para ver qué pasaba. Gracias al impulso de Sebastián, me lancé a intentar construir la propuesta. La propuesta teórica arrancó muy pegada a esos artículos. Ahora la hemos ampliado.

RL: ¿Qué fue lo más difícil de ponerlo en marcha?
RD: Por suerte, no hemos tenido grandes dificultades. Encontramos gente muy interesada, así como un espacio fantástico en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC). El público ha respondido muy bien. Se dio todo muy directo. Además, encontré a una productora excelente, Alejandra De Luna, que hace que todo sea más fácil. 
Creo que lo más difícil es siempre seguir puliendo y emprolijando en cada edición el festival para que se mantenga en movimiento y mejore de edición a edición.

RL: ¿Qué sorpresas y satisfacciones encontraron en estos tres años del evento?
RD: Hay una cantidad impresionante de gente trabajando actualmente. Eso me maravilla e impresiona. El público ha sido realmente muy receptivo. Hemos logrado que las obras circulen, no solo como acontecimiento, sino como pensamiento y propuesta teatral. Las antologías que hemos sacado (este año ya van a ser cuatro, con la del tercer festival; reúnen unas 26 obras) han servido para que se hagan nuevas puestas e incluso traducciones. Me hace muy feliz que los autores y los elencos vean el festival como una forma de estímulo para seguir trabajando con las mismas ganas. Eso es lo que buscamos, poder apoyar el trabajo de los novísimos dramaturgos. 

No busco ser ni el gurú de la nueva dramaturgia ni el patova de la puerta con la lista para entrar. La idea es aprender y acompañar. Queremos mostrar parte de la variedad de lo que pasa, armar un panorama teórico y práctico. Ese es nuestro objetivo principal.

RL: ¿Qué particularidad tuvo cada edición y cuál creen que será la de esta?
RD: En la primera edición tuvimos cuatro monólogos femeninos en seis obras. Todas se hicieron en el CCC. Eran espectáculos muy distintos. La segunda se caracterizó por una apertura de espacios. Hablamos con la gente del CCC y propusimos que se hicieran tres obras dentro del centro (más las mesas teóricas) y tres en espacios amigos. Esto permitió que entraran obras en espacios distintos como Chinitos, de Juan Pablo Galimberti, que se hacía en el sótano de la sala Beckett, o Mecánicas, de Celina Rozenwurcel, que se hacía en un taller mecánico. Además, que cambió el recorte teórico: pasamos de “autores nacidos entre 1981 y 1990” a “menores de 35”. Así, podíamos pensar el festival de una manera mucho más abierta y atenta a más propuestas. En esas dos ediciones pudimos contar con dos obras nuevas, preparadas para el festival: Potencialmente Haydée, de Patricio Ruiz; y Actriz, de Bárbara Molinari. Este año no tenemos ningún estreno, pero pudimos poner el énfasis mucho más en la variedad de propuestas.

RL: ¿Cómo realizan la selección de textos? 
RD: En base dos criterios fundamentales: excelencia y variedad. Es decir, que sean muy buenos espectáculos que permitan mostrar cosas distintas entre las seis obras. También consideramos el grado de experimentación o de enfoque particular, ya sea desde el contenido o desde la estructura. Encontrar la particularidad de cada autor nos permite aproximarlos y ahí encontrar líneas de quiebre y de continuidad. 

Acercar a los dramaturgos es necesariamente buscar lo común desde la diferencia. Nos parece muy valioso difundirlos porque es una manera de generar un espacio de visibilidad. La idea es mostrar, no imponer. Esto genera acercamientos entre públicos, elencos, autores, etc. Crear es un acto que incluye sus propios saberes y que quedan marcados como una matriz en el texto y la puesta. Las antologías permiten difundir formas de entender y de pensar el teatro. Mostrar estas obras implica poder hacer circular pensamientos y prácticas. 

RL: ¿De qué forma creen que el Festival aporta ‘al teatro del futuro'?
RD: Por un lado, nos interesa mucho que se produzcan cruces, que se estimulen nuevos vínculos. Por el otro, la idea del festival es que tenga funciones de las obras y que tenga una propuesta teórica, de la que me hago cargo. Buscamos aportar desde el sentido de construir un primer acercamiento a lo que está pasando en el teatro actual, con el fin de que, en el futuro se pueda revisar todo con una mayor distancia temporal. Es fundamental tener la distancia del tiempo, pero sería genial -mientras esperamos- ir juntando materiales y viendo qué va ocurriendo. Pretendemos acompañar lo que hacen desde el festival El Porvenir (de dirección sub-30) o ediciones como Libretto, para que en un futuro sean los espectadores, los autores, los directores, los técnicos, los lectores, los críticos, los académicos, etc., quienes vean qué pasó con todo ese material. 

La idea es hacer un trabajo centrado en el registro, para evitar que con los años se diga “no había dramaturgia”. 

RL: ¿Por qué creen que el teatro independiente de Buenos Aires es tan prolífico?
RD: El teatro es una forma de expresión que habla muy directamente de la condición humana. El teatro muere, de la misma manera que el espectador. Hacer teatro es hablar con la muerte, algo muy movilizador. 

Creo que el teatro independiente tiene una tremenda vitalidad porque permite hablar de lo que a uno lo moviliza. No es probable que uno haga gran dinero, ni que se haga famoso. Eso deja al teatro independiente como un espacio ideal para indagar sobre otras cosas. Son distintas posibilidades de trabajo, en relación con el comercial o el oficial. Ni mejores ni peores. Yo, personalmente, ahora mismo elijo el independiente.

RL: ¿Cómo creen que será 2016 dentro de este campo?
RD: Vamos a ver qué pasa. Han cambiado muchas cosas en muy poco tiempo, y muchas de ellas para peor. Todo el campo de lo que es la cultura está muy comprometido por una perspectiva realmente preocupante. Es un modelo neoliberal salvaje y la cultura no es redituable en sus términos. Estarermos atentos para defender lo ganado en estos años. Lo positivo es que somos muchos y el teatro está más vivo que nunca.

RL: ¿Pensaron en incluir obras del interior en el Festival?
RD: Ese es uno de los mayores desafíos que tenemos. Hemos ido y venido mucho a presentar las antologías, pero todavía no hemos logrado resolver cómo podemos abrirlo aún más. La idea es hacer un festival con muchos centros, por lo que siempre estoy atento a encontrar aliados. Consideramos que el teatro es una práctica territorial y, por lo tanto, necesitamos de especialistas en su propia cartografía. La idea no es absorber a las provincias y traerlas a Buenos Aires, sino dar un salto y que cada una muestre lo propio en su espacio (más adelante, el desafío será ver si podemos hacerlas circular y de qué manera). 

Estamos trabajando para ver cómo podríamos organizarnos, especialmente debido a que el festival se hace sin subsidios del INT o Proteatro. Nuestro objetivo es seguir construyendo lazos y ese nos parece uno fundamental. Espero que para la próxima edición podamos ya ir delineando cómo construir una propuesta aún más inclusiva.                                    

Programación

Localidades en venta en la boletería del CCC, del Teatro del Abasto, del Espacio Sísmico y del Beckett Teatro y por alternativa teatral. Precio: $ 120.

Jueves 25 de febrero, 21:00.Sala Raúl González Tuñón, CCC.

Isla Flotante (vísperas de Malvinas): Obra que muestra la tensión que se produce en una serie de relaciones marcadas por la inminencia de la Guerra de Malvinas. A partir de lo dicho y lo no dicho, la pieza invita al espectador a reflexionar sobre lo acontecido en su momento así como en la historia reciente. 
Dramaturgia y dirección: Patricio Abadi
Actúan: Alicia Palmes, Nicolás Mizrahi y Jimena Kroucco.

Viernes 26 de febrero, 21:00. - Teatro del Abasto- Humahuaca 3549.

Por culpa de la nieve: Explora la soledad desde un relato que se presenta hacia atrás y con un clima muy fílmico, construyendo un no-lugar desde las coordenadas de Bélgica y Luxemburgo.
Dramaturgia y dirección: Alfredo Staffolani.
Actúan: Alejo Mango, Juan Manuel Castiglione, Horacio Nin Uría, María Eugenia López, María Laura Santos,
Paula Staffolani y Nicolás Balcone

Jueves 3 de febrero, 21:00. – Sala Raúl González Tuñón, CCC.

Seré tu madre tranquila: Una especie de falso biodrama que juega con los límites de lo biográfico y de la ficción.
Dramaturgia y dirección: Ariel Gurevich
Actúan: Juan Gabriel Miño y Fernanda Pérez Bodria
Viernes 4 de marzo 19 hs.  -  Sala Meyer Dubrovsky
Centro Cultural de la Cooperación - Entrada libre y gratuita  
Mesa con dramaturgos menores de 35 años
Coordina: Ricardo Dubatti

Domingo 6 de marzo, 19:00. - Espacio Sísmico- Lavalleja 960.

Garantía: Neosainete que indaga en los vínculos sociales destruidos por el dinero y la mezquinidad
Dramaturgia: Juan Isola y Hernán Ruiz -  Dirección: Juan Isola
Actúan: Facundo Aquinos, Marina Carrasco, Cristián Jensen,
Agustina Suárez y Eugenio Tourn

Miércoles 9 de marzo, 21:00.  - Sala Raúl González Tuñón, CCC. 

El amor es un bien: Una versión libre de Tío Vania, de Anton Chéjov, donde se reconstruye el clima chejoviano, pero desde un cambio geográfico que altera la situación: la acción transcurre en un hostel de Carmen de Patagones.
Dramaturgia y dirección: Francisco Lumerman
Actúan: Manuela Amosa, José Escobar, Diego Faturos, José María Marcos
y Rosario Varela.

Viernes 11 de marzo 19:00. – Sala Jacobo Laks, CCC.

Presentación del libro: “Los Nuevos. Novísima Dramaturgia Argentina”, de Ediciones del CCC
Participan: Patricio Abadi, Alfredo Staffolani, Ariel Gurevich, Juan Isola, Hernán Ruiz, Francisco Lumerman y Fiorella De Giacomi.
Coordina: Ricardo Dubatti. 
Entrada libre y gratuita 

Domingo 13 de marzo 20.30 hs.- Beckett Teatro - Guardia Vieja 3556.

Horror Vacui: Una suerte de musical-archivo que revisita la vida de Juan Manuel de Rosas desde una perspectiva muy lúdica y peculiar
Dramaturgia y dirección, Fiorella De Giacomi.
Actúan: Brenda Lucía Carlini, Melina Lozano, Karina Elsztein, Fernanda Zappulla, Mariano Rapetti, Francisco González Bertín y Laureano Lozano.

Jueves 17 de marzo 19:00. - Sala Jacobo Laks, CCC.

Mesa de charla con jóvenes investigadores y críticos especializados en teatro. 
Coordina: Ricardo Dubatti.Entrada libre y gratuita

El III Festival Novísima Dramaturgia Argentina del CCC cuenta con el auspicio del Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.


Vuelve Café Irlandés, de Eva Halac (Teatro)



Por Victoria Cestau.

El domingo 28 de febrero a las 18:00 se reestrena en El Tinglado la pieza de Halac. Serán cinco funciones que le darán la oportunidad a quien no pudo verla de ponerse a tiro. Recordamos nuestra reseña hecha en su última temporada y los invitamos a no perdérsela: 

Si bien la figura de Evita Perón ha sido abordada desde diferentes formatos y dispositivos a lo largo de toda la Historia, las múltiples textualidades lejos de clausurar la producción en torno a su figura, invitan al diálogo y por tanto a la emergencia de nuevas lecturas. Un ejemplo es Café Irlandés de Eva Halac que se presenta en el Teatro la Comedia. Esta obra se ambienta a fines de la década de los 50, donde dos periodistas jóvenes, nada más y nada menos que, Rodolfo Walsh y Tomás Eloy Martínez, investigan el caso del paradero del cadáver de Evita.

Eva Halac trabaja difusa frontera entre la realidad y la ficción. Límite que juega desde el principio: al entrar, la puesta pensada para poder romper con la cuarta pared y con ese extraño espacio llamado escenario, coloca al espectador en una modalidad de recepción que abre la duda entre “lo real” y “lo imaginado”. Este binomio sobrevolará toda la obra cuestionando “la verdad” en el periodismo. 



El refinado ojo de la  directora y su labor como dramaturga demuestra que no sólo sabe y conoce de teatro, sino que también utiliza el dispositivo cinematográfico como recurso escenográfico. Cuatro proyecciones en blanco y negro presentan distintos encuadres de un mismo exterior, la imagen es “el afuera”, al cual no accedemos directamente, sino a través de las miradas de los personajes que nos llevan a entretejer junto a ellos el misterio de una historia que hace la Historia, ¿qué sucedió con el cadáver de Evita, ¿dónde está? El escenario se re-significa de varias maneras, recreando distintas locaciones, y alcanzando sentidos y valores diferentes, donde alterna los símbolos poniéndolos al servicio del juego dramático.

Hay una decisión estética que acompaña el relato, la realización del montaje a través del audio y de las imágenes, el trabajo global e integrador de los recursos (cinematográficos y teatrales) demuestra un excelente ritmo y tempo actoral dado por la dirección y la narrativa del texto. Por eso, las escenas se comprenden y se disfrutan desde lo visual y lo auditivo, y también, por algo inasible que nos hace cómplices y que solamente sucede cuando vemos una obra que cuida todos los componentes teatrales.



El vestuario, su paleta y su adecuada iluminación, nos llevan a transportarnos a una época que, asumiendo un riesgo consciente y delicado en lo que se cuenta y cómo se cuenta, construye un verosímil donde todo es habitado por actuaciones de gran nivel. Los cuerpos de los actores: sus voces, sus estados, sus trayectos, son parte de una creación justa y brillante.

La tensión entre lo objetivo y subjetivo se fusiona con libertad teatral, ya no importa el carácter documental, porque todo podría haber sucedido, de hecho acontece ante nuestros ojos y ese es el punto más importante de la reflexión.

No podemos acceder a muchas realidades al mismo tiempo, sin embargo la obra nos deleita con el hecho de poder estar en dos lugares al mismo tiempo, ¿cuál es la realidad? ¿Qué es lo real?... “hombres nuevos, con palabras nuevas” dice Rodolfo Walsh, magníficamente logrado por Guillermo Pfening,….y eso es lo que Halac presenta junto a su equipo: un trabajo artístico de la mano de un nuevo lenguaje, palabras nuevas….

Funciones: Domingos a las 18:00.
Lugar: Teatro El Tinglado (Mario Bravo 948).

Entrada general: $230.
Reservas: 
4863 1188.

Ficha técnico-artística:
 
ELENCO:
Guillermo Pfening (Rodolfo Walsh)
Federico Lama (Tomás Eloy Martínez)
Guillermo Aragonés (El coronel)
María Ucedo (Esposa del coronel)

ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO: Micaela Sleigh.
ASISTENTE DE ESCENARIO: Yamila Dana Pagliar.i
DISEÑO DE LUCES: Miguel Solowej.
FOTOGRAFÍA: Guillermo Monteleone.
PRODUCCIÓN EJECUTIVA: Demián Kaltman.
ASISTENCIA DE DIRECCIÓN: Erika Estiz.
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Eva Halac.
PRENSA: Octavia Comunicación.

Arrancó la segunda edición de ESPANORAMA (Cine-Agenda)


La Embajada de España y el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA) presentan la segunda edición de ESPANORAMA, muestra de cine español que durante una maratón de dos semanas pretende anular las distancias geográficas y crear una comunión entre hermanos argentinos y españoles acercándonos un puñado de títulos raros y diversos que tuvieron cierta relevancia en España pero que -por diferentes motivos- no se han estrenado en las salas argentinas. Todos ellos, ciertamente merecen ser vistos como debe ser: EN PANTALLA GRANDE (y con todo el ritual que ir al cine implica). 

Durante la rueda de prensa que inauguró ESPANORAMA el pasado miércoles 10 de febrero, el Concejero Cultural de la Embajada Española, Juan Duarte, y el coordinador del evento, Nacho Moralejo, expresaron la intención de que la muestra funcione como un escaparate no solo para ofrecer un abanico de posibilidades fílmicas al espectador, sino también para que las distribuidoras argentinas fijen su mirada en el cine ibérico y así abrir el mercado.



La segunda edición del evento consta de treinta títulos, doce de los cuales son estrenos. Además, se presentan dos focos: uno con mira al cine de terror y de género, que trae obras de culto como es la saga REC y El Orfanato, de Juan Antonio Bayona, y tres novedades para nuestras tierras: El Cadáver de Anna Fritz, Musarañas y El cuerpo

El segundo foco gira en torno a Ángela Molina, una actriz madrileña que tuvo sus inicios nada más ni nada menos que con el gran Luis Buñuel. Se repasarán seis películas con su participación, entre ellas las ya clásicas Las cosas del querer y Carne trémula, de Pedro Almodóvar. 

El plato fuerte de ESPANORAMA es, sin dudas, La isla mínima, multipremiado Thriller policial de Alberto Rodríguez, que en la última edición de los Goya (celebrada el pasado 7 de febrero en Madrid) fue merecedora de 10 premios sobre 17 nominaciones. 


También a destacar es el estreno de Truman, una comedia dramática con Ricardo Darín y Dolores Fonzi, galardonada con cinco premios Goya, y un honor en el Festival de San Sebastián para Darín por su interpretación de Julián. 

Luego de la presencia de la actriz Paula Cancio como presentadora de la película Felices 140 (el cual se exhibió el pasado 11/02), el broche de oro tendrá lugar el 24 de febrero: La isla mínima será presentada por el actor Jesús Castro. Otra participación de lujo será la del director Fernando León de Aranoa y su film Un día perfecto (2015). Esto será el 23 de febrero.

Podés formar parte de ESPANORAMA hasta el 24 de febrero acercándote al Espacio INCAA GAUMONT (Av. Rivadavia 1635). Toda la info sobre las proyecciones la encontrás acá

La muestra cuenta con el apoyo del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) de España, del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de Argentina, y de Acción Cultural Española (AC/E).

Chocolatines, recuerdos y anécdotas de un teatrero, de Lauro Campos (Literatura-Entrevista)


Ediciones Deldragón llega con un nuevo título en el que Lauro Campos comparte sus “Chocolatines”, íntimos, graciosos y entrañables recuerdos que invitan a los lectores a saborearlos junto a él. 

Desde anécdotas junto a actores que marcaron la escena rioplatense –como China Zorrilla- hasta el relato de su crecimiento y desarrollo como actor, director y dramatugo, cada pieza corta nos deja entrar en las memorias de este teatrero rosarino con 150 obras escritas.

Revista Lucarna charló con Campos (quien en realidad se llama Luciano José Ramón Corvalán –nombre que a pedido familiar mantuvo fuera de su quehacer cultural-) para conocerlo más a fondo. Hacelo con nosotros en la entrevista que sigue: 

Revista Lucarna: ¿Qué  te decidió a escribir este libro lleno de recuerdos?
Lauro Campos: Todo el tiempo he molestado a mis amigos y a mis amigas contando mis anécdotas de teatro. Todo el tiempo desde que me acuerdo. Un amigo que ya partió, actor, Mario Rodríguez, me decía siempre: “Tenés que escribir eso en un libro”. Yo nunca quise hacerlo porque creí que mis anécdotas y mis recuerdos solo valían en la transmisión oral. 

En  2014 me invitaron a dar una charla en un lugar súper-paquete sobre estas anécdotas. Pensé que estaban locos. No lo estaban. Primero me miraron con distancia. Terminaron muriendo de risa. Nora Nicotera entonces, enterada de esto, me ofreció en Radio Rosario Clásica un espacio para contarlas semanalmente. El espacio se llamó Chocolatines y fue un suceso. Entonces me decidí al libro. 

Dice Campos sobre Chocolatines: "Creo que es un libro sin pretensión literaria, pero muy muy divertido".

RL: Te desempeñaste como actor, dramaturgo y director. ¿Creés que estos tres roles juntos enriquecen el quehacer teatral o, de alguna manera, pueden entorpecerlo?
LC: Los tres roles se enriquecieron mutuamente. Y no les tengo ningún respeto. Cuando soy actor, obedezco al director y trato de analizar en profundidad el texto. Cuando soy director de mis comedias, las modifico como si fueran del peor autor. Cuando tengo que dar un texto, lo doy con alegría y me desprendo de él esperando que el director y el elenco me sorprendan con un perfil que a mí no se me ocurrió. 

Griselda Gambaro solía decir que cuando uno entrega un texto siempre ocurre un malentendido. El director trata de agradar al autor y todo se complica. Porque lo que espera un autor seguro de sí mismo es la otra mirada. Eso es el teatro. La esencia del teatro.

RL: Tu carrera se desarrolló en la ciudad de Rosario, ¿cómo fue esto?
LC: Yo me quedé y me quedo en Rosario por elección. Con mi mujer nos casamos y soñamos con irnos a Nueva York. Y se anunció nuestra hija. Soñamos con irnos a Buenos Aires y apareció mi función judicial que adoré y a la que entregué mi vocación de servicio. Todo estuvo bien. Nuestra hija creció con abuelos y amigos en una ciudad que no padecía entonces ninguna inseguridad. También mi hijo. Yo pude vivir dignamente y dar rienda suelta a mi vocación por el encuentro, como la llama mi amigo Fernando Miguens. Sí, todo estuvo bien. Ahora ni sueño con moverme de Rosario. 

Publico en Buenos Aires, me interpretan en todo el país. Estoy preparando una producción como actor sobre un texto mío que cuenta Titus Andrónicus de Shakespeare bajo dirección de Quico Saggini. Seguramente la haremos por todo el país y en el exterior. Pero, ¿vivir? Vivir en Rosario.

RL: ¿Cuál fue la mayor dificultad de trabajar en el campo artístico dentro de Rosario?
LC: La actual dificultad de trabajar aquí es la poca cantidad de salas y espacios escénicos no tradicionales que hay. La Comedia es municipal y te tienen que convocar. Las salas comerciales son casi inalcanzables. Y luego habrá media docena de salas independientes. Son pocos los lugares. Y, en general, son muy requeridos y es difícil encontrar espacios. Yo, que ya tuve una salita que tuve que cerrar en 2002 por la crisis, estoy un poco grande para hacer de nuevo la patriada.

"Argentina es un país culturalmente rico, inquieto, maravilloso. Hay mucho teatro -aunque alguno no se ve-, hay muchos libros publicados -aunque muchos no se compran-, pero bueno, son épocas".

RL: ¿Qué dramaturgos nacionales creés que no hay que dejar de leer/seguir?
LC: Nunca hay que dejar de leer los clásicos argentinos. Gregorio de Laferrere aun tiene escritas las mejores comedias. Sánchez, rioplatense, tiene los mejores dramas. Pero sin duda los teatreros no deben dejar de leer a Armando Discépolo. Y más precisamente, su Stéfano. Es la esencia del teatro nacional. Hay muchos más, no quiero ser injusto. De Fillipis Novoa, Vaccarezza y los nuevos, claro. Los hay excelentes: Patricia Suárez, Talesnik, Jacobo Langsner (también uruguayo, pero argentino al fin), Ricardo Monti, Nelly Fernández Tiscornia (maravillosa), Abel Santa Cruz, otro clásico en comedias. Y recomiendo especialmente un autor que en general escribe para mujeres, excelente, que se llama Lauro Campos, rosarino él.

RL: ¿Tenés algún proyecto en estos momentos?
LC: Les contaba antes de Lauro cuanta a Andrónico sobre la pieza de Shakespeare que estoy preparando. También suavemente estamos ensayando Hasta hace daño mirarla, un monólogo que hará Evangelina Bruno y que es sobre Ada Falcón, de mi autoría. Y dos comedias que inauguran una estructura diferente. Una epistolar Ella entre nosotros, que haremos este año, y la otra también donde el relato invade la estructura dramática, Mensaje, que le ha de seguir. 

Siempre estoy tratando de buscar estructuras nuevas, construcciones nuevas. Será porque durante muchos años he hecho -y sigo haciendo- teatro tradicional.

Un poco más sobre Lauro Campos

Nacido Luciano José Ramón Corvalán en Rosario, Santa Fe, el 23 de abril de 1943. Abogado dedicado a la función judicial y jubilado en la misma, fue durante toda su vida actor y director teatral en el teatro independiente de su ciudad, y escribió teatro, radio, televisión y narrativa. Impostores en Nueva York (Historias en Manhattan), (Ediciones Deldragón, 2011) y numerosas publicaciones de sus obras premiadas en las colecciones del Instituto Nacional del Teatro, como Circe o el banquete y El servidor, o en las concretadas por Argentores: El camino del elefante y textos de Solomonólogos y La cocina de los dramaturgos, amén de la edición de su reconocida Despertar en Granada (2000, Universidad de Veracruz, México), son algunos de sus textos teatrales publicados. 

Estrenó más de cien piezas de las ciento cincuenta que tiene escritas. En el género narrativa publicó Detrás de un vidrio oscuro (1992), Sábanas de seda y Salvar al inocente, relatos, (Editorial de la Universidad Nacional de Rosario, 2003 y 2004). Ediciones Deldragón publicó, además del libro de teatro mencionado, Pobre mundito perturbado (no solo cuentos) en 2010, Sangre, coral y una mejilla de sal, novela, en 2013, los relatos contenidos en Shoá. El sentido de la vida, en 2014, y Vampiraje. Crónica de una contaminación anunciada, en el mismo año. En el rubro radio, recibió el Galardón Susini, por trayectoria en 2003 de parte del Consejo Profesional de Radio de Argentores, y en 2014, el Premio Argentores por su radio comedia Crack, en el rubro radio novela en capítulos.

Detalle de Chocolatines
Título: Chocolatines, recuerdos y anécdotas de un teatrero.
Autor: Lauro Campos.
Buenos Aires, Deldragón, 2015.
ISBN: 9789871884469. 
Páginas: 192. 
Precio: $ 249.

Piñas al aire, de Leandro Gabilondo (Poesía)



Texto: Leandro Gabilondo.
Fotos: Kalu Crulcich.

Con la lastimadura bien frutilla,

sentís que sólo late esa parte,
pero hay que sacar al corazón de ahí,
separarlo,
empujarlo,
y así,
como hacen los amigos que se rescatan
mientras el resto tira piñas al aire,
calmarlo,
abrazarlo,
agarrarle la cara desencajada
y decirle que no sea pajero,
que más vale,
que lo entendés,
que lo querés,
que sí,
que ya sabés,
pero basta,
ya está,
hermano,
dale,
vamos a casa.


Sobre Leandro Gabilondo 


Nació en Arrecifes en 1985. Vivió y estudió en Rosario, pero desde 2007 vive en Capital Federal. Sus dos poemarios, Delivery con lluvia (2012) y Retiro (2013), fueron editados por Espiral Calipso. Con la misma editorial rosarina acaba de editar La pertenencia, el libro que lo hizo ingresar en el mundo de la prosa. Además, se lo puede leer en Te lo juro por tu hamster, donde publica sus poemas desde 2009.

Umbrales, arte sonoro en el Centro Cultural Recoleta (Agenda)


Este mes cierra Umbrales, exposición que en la Sala Cronopios del CCR rinde homenaje a Fernando Von Reichenbac, personalidad destacada del arte sonoro y pionero de la música electroacústica en Argentina.

Su recorrido busca exponer al arte sonoro como una práctica contemporánea, específica y con una historia relevante en la Argentina. Aborda la producción de arte sonoro de la última década del siglo XX y los primeros años de XXI en Argentina, en manos de artistas contemporáneos como Jorge Macchi, Nicolás Varchausky, Monica Millan, Nicolas Bacal, Buenos Aires Sonora, entre otros. Pretende ubicar a las obras en un contexto histórico y espacial, para problematizar las múltiples genealogías artísticas que, en confluencia, dan lugar al arte sonoro.

Cada una de sus piezas logra transportar al visitante a distintos momentos históricos del país -el bombardeo a la Plaza de Mayo, la guerra de Malvinas, etc.- y lugares que contrastan con la ciudad y conectan, por ejemplo, con la naturaleza. Además, las obras ofrecen la oportunidad de interactuar, jugando con cada sonido. Para no dejarlo pasar en estos días de verano. La entrada es libre y gratuita.


Sobre Fernando Von Reichenbac

Fue ingeniero, inventor, director técnico en el laboratorio de música electroacústica del Instituto Di Tella de Artes y concluyó su carrera siendo director del LIPM-Laboratorio de Investigación y Producción Musical del Centro Cultural Recoleta.

Sus invenciones eran utilizadas por artistas del Di Tella y el LIPM. Entre ellos; Jorge de la Vega, Margarita Paxsa, Eduardo Cusnir, Marta Minujin. Su máquina Catalina o convertidor gráfico analógico (1967) era capaz de sintetizar sonidos siguiendo una partitura analógica mediante una cámara de video por el cual ganó la Beca Guggenheim en 1971.