II Festival de Cine Polaco (Cine)



Por Matías Serrano. 


A semanas de lo que fue uno de los acontecimientos más importantes del año para cualquier amante del cine, el XIV Festival de Cine Alemán, desembarca en Buenos Aires otro maratón de películas europeas, en este caso el II Festival de Cine Polaco. Es una excelente oportunidad para conocer parte de un cine cuya presencia en nuestras salas, desgraciadamente, es casi nula. El Festival va del 2 al 8 de octubre, y va a contar con siete largometrajes (uno de ellos una restauración digitalizada del gran cineasta ya fallecido, Krzysztof Kieślowski, La casualidad), cinco documentales y un taller de películas de animación. También habrá charlas post-función con el actor Dawid Ogrodnik, de la película Ganas de vivir, y con Agnieszka Elbanowska y Edyta Wróblewska, directoras de los documentales La incógnita de Henryk Fast y Pequeños instrumentos respectivamente. 

Otro dato interesante es que las películas se van a proyectar en el Gaumont, lo que significa entradas más que accesibles.

El Festival abre con Ganas de vivir, una película basada en hechos reales sobre una persona con problemas mentales y motrices.



Matheuz, así se llama el protagonista, es un vegetal para todos menos para el espectador, y acá está la originalidad y el desafío del film, ya que está contado, con voz en off incluida, desde su visión.

La película arranca con la niñez de Matheuz, su relación con su familia, y con lo que ve desde la ventana de su casa. La familia se compone de una abnegada madre, en quien recaen los cuidados de Matheuz; un padre dulce que arregla todo lo que le cae a las manos (incluida la silla de ruedas de su hijo); y un hermano y una hermana celosos (por todos los cuidados que recibe Matheuz). Una niña que ve desde su ventana lo ayudará a matar el aburrimiento, y una escena nos mostrará que, pese a todas las limitaciones mentales que tiene, Matheuz sabe distinguir qué está bien y qué no lo está mucho más que algunos adultos normales. Lo que más le gusta a Matheuz son los senos de mujer, a los que va puntuando a lo largo de su vida.



La segunda parte se centra en la entrada de Matheuz en la madurez, con cambio de actor incluido. Matheuz está ya en los veintipico y se convierte en una carga para su familia. Su madre ya está vieja y débil, y él demasiado pesado para que pueda cargarlo, así que lo trasladan a un hospital especial de cuidados para enfermos mentales. En este lugar tendrá como compañeros a personas de su igual condición: personas con todo tipo de retrasos y deficiencias, muchos de ellos con Síndrome de Down. Una bellísima y rebelde enfermera será la alegría de sus días y una profesional le enseñara a comunicarse por un sistema de pestañeos.

Lo mejor de la película, lejos, es la magistral actuación del actor polaco Dawid Ogrodnik, el Matheuz de veintipico. Los organizadores del festival contaron que Dawid pasó dos meses en un centro discapacitados para aprender movimientos y tics de quienes están allí internados.

A los interesados acá la programación.

¡A disfrutar del Festival!