El baile, de Mathilde Monnier y Alan Pauls (Teatro)


Por Celina Ballón.

Este espectáculo lleva el mismo título que una famosa película de Ettore Scola, pero Alan Pauls –responsable de su concepción– aclara, para decepción de los cinéfilos, que no tomó  al film como referente, sino a la obra homónima de Jean- Claude Penchenat en la que se basó la película. La idea es la misma: hablar de la historia de un país mostrando lo que ocurre en un salón de baile. En el caso francés, se trata de los 40 años posteriores a la liberación de París, en el caso argentino, de los últimos 40 años. 

La versión vernácula de El baile no se propone contar nada: sus creadores dejan en claro que rechazaron las convenciones del relato y de la alegoría en pos de una concepción posmoderna, cuyos pilares son el fragmento, la contradicción sin síntesis y el giro irónico. La obra se concibe entonces como un trabajo de composición a partir de los fragmentos de una Historia que se presume estallada.

La selección musical de El baile incluye temas de Charly García, Virus, Sumo, Los Redondos, Pibes Chorros, Gilda, Damas Gratis, Leonardo Favio y Osvaldo Pugliese, entre otros. En cada caso, se opta por lo más conocido de cada repertorio y los intérpretes bailan al ritmo de una que sabemos todos, quizás para contrarrestar el carácter críptico de algunos pasajes. El hermetismo convive con algunas representaciones sociales que, a fuerza de ser repetidas, ya no constituyen una novedad (como la ostentación y la chabacanería de los ’90 y la explosión de los límites de la intimidad). En este sentido, el largo segmento dedicado a la cumbia no ilustra nada que no se haya dicho antes tanto en las columnas de opinión de los diarios como en las publicaciones culturales más diversas y en los trabajos académicos dedicados al período.  


Por otra parte, El baile omite dos fenómenos musicales contemporáneos a la cumbia villera, de enorme éxito masivo: Rodrigo y Soledad. Esta última reivindica incluso los valores tradicionales asociados a la familia: no todo fue obscenidad en los ’90 (tampoco antes o después). Quizás, el hecho de tratarse de dos cantantes de géneros de neta raigambre provincial hizo que su peso fuera subestimado (sigue siendo difícil no circunscribirse a Buenos Aires a la hora de hablar de la Argentina). En cualquier caso, no se entiende semejante omisión: quien no haya escuchado o bailado a Rodrigo en las últimas dos décadas, simplemente estuvo ausente de todas las celebraciones y pistas de baile del país.

En la selección de los bailarines jugó un rol importante su historia personal. Pauls cuenta que incluso interrumpía los ensayos para preguntarles acerca de sus experiencias. Sin embargo, este interés por la singularidad no ha dejado rastros en el montaje final. Los intérpretes se mueven como representantes de una masa: en esta obra hay poco lugar para los personajes. El trabajo de composición, por su parte, se organiza linealmente, con sucesivos fragmentos que dialogan poco entre sí, más allá de que en ocasiones se canten más de una canción a la vez.

Quien les escribe entiende que los mejores momentos de El baile son aquellos en los que suena Osvaldo Pugliese. Al maestro le basta arrancar para arrasar con todo y mostrarnos dónde está el mito. Es en el momento más tradicional de la pieza donde late un pulso: Pugliese es la única imagen verdadera del eterno retorno. Que el maestro le haya puesto el cuerpo toda la vida a algunos de los grandes relatos de la Modernidad es sin duda un dato para tomar en cuenta.

Este espectáculo actualmente no está en cartel. Las próximas funciones serán en Montevideo y luego en Francia.

Ficha técnico-artística
Coreografía: Mathilde Monnier.
Concepción: Mathilde Monnier / Alan Pauls.
Elenco : Martín Gil, Lucas Lagomarsino, Samanta Leder, Pablo Lugones, Ari Lutzker, Carmen Pereiro Numer, Valeria Polorena, Lucía García Pulles, Celia Argüello Rena, Delfina Thiel, Florencia Vecino, Daniel Wendler.
Dramaturgia: Véronique Timsit.
Escenografía y vestuario: Annie Tolleter.
Diseño de iluminación: Eric Wurtz.
Diseño sonoro: Olivier Renouf.
Asesor musical: Sergio Pujol.
Entrenamiento vocal: Barbara Togander, Daniel Wendler.
Asistencia de coreografía: Marie Bardet.
Asistencia de ensayo en gira: Corinne Garcia.
Colaboración artística: Anne Fontanesi.
Difusión internacional: Julie Le Gall.
Producción y colaboración artística: Nicolás Roux.
Coordinación de producción: Natalia Uccello.
Producción técnica: Emilia Martínez Domina.
Asistencia de dirección: Julián Castro, Leo Méndez.