Hermanas, de Carol López (Teatro)



Por Patricia Signorelli.

Tres hermanas se paran frente a un grupo de familiares y conocidos para pronunciar unas palabras de despedida a su padre que acaba de morir. Un discurso final que no está, se perdió y entonces hay que improvisar. O, mejor dicho, sí está, pero escondido en la heladera, congelado. 

Así arranca la puesta en escena de María Figueras que puede verse todos los domingos en El Camarín de las Musas. La obra de Carol López aborda el universo familiar a partir del duelo por la pérdida significativa del padre. 

La ausencia de la ley patriarcal les permite a la madre y a sus tres hijas redescubrirse develando la complejidad de los vínculos. Como el discurso congelado en la heladera, el estereotipo de la familia se congela, y aparece la improvisación, que no es otra cosa que la vida misma. 

La obra nos invita a la intimidad del fracaso de ese estereotipo imposible. La búsqueda por conseguirlo es un naufragio en cada una de estas mujeres. Para Isabel, el matrimonio representó una cárcel, la imposibilidad de vivir su vida. Inés finge un matrimonio feliz cuando en realidad su esposo la ha abandonado por una mujer menor. Ivonne transita una relación homosexual, pero también inicia sexualmente a su sobrino. Irene es una madre soltera de un hijo adolescente,  que recientemente ha conocido a un hombre que la ama y está dispuesto a todo por ella. De las cuatro, Irene parece -al menos en principio- la destinada a perpetuar la institución familiar. 

El espacio en el que se desarrolla la obra es la casa paterna y el foco del espectador se instala en el comedor diario. Este, además, tiene tres puertas que habilitan tres sitios extraescénicos: la cocina, la sala donde se lleva a cabo el velatorio y la calle. Los personajes circulan por estos lugares para detenerse en el comedor diario, sin embargo, el espectador es invitado a reponer lo que no se ve, pero se escucha o se infiere. 

Como hallazgos de la obra se destaca el trabajo de saltos temporales y elipsis en los que se descubre el artificio. Allí la teatralidad aparece con toda su fuerza. El código realista se quiebra para darle paso a la precisión de los cuerpos que construyen la convención. Se observa también la construcción de un mapa sonoro que al principio nos extraña, pero que de apoco nos hace entrar en un mundo de sonidos bruscos, golpes y gritos. Una tensión que se sostiene durante toda la puesta. El funeral abre y cierra la obra como una metáfora de la muerte de la familia patriarcal.

Dónde: El Camarín de las Musas. Mario Bravo 960.
Cuándo: Domingos a las 20:00.
Cuánto: $250.

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Carol López.
Actúan: Julia Catalá, Florencia Di Paolo, Jose Escobar, Malena Figó, Elena Petraglia, Nicolás Romeo.
Vestuario: Ana Nieves Ventura.
Escenografía: Franco Battista.
Diseño de luces: Matías Sendón.
Diseño gráfico: estudiopapier.
Asistencia de dirección: Gisele Gonzalez.
Prensa: Marisol Cambre.
Producción ejecutiva: Brenda Schraier.
Colaboración artística: Juan Branca.
Diseño de movimientos: Juan Branca.
Dirección: Maria Figueras.