Por donde se cuela el sol, de Romina Oslé (Teatro)


Por Patricia Signorelli.

“¿Vos estás desaparecida? ¿Quién? ¿Yo? No...¡Ella!” No hay desaparecidas. Ellas están en algún lugar solo tenemos que buscarlas... 

A veces el teatro se vuelve una trinchera, una forma de intervenir la realidad. Por dónde se cuela el sol es un posicionamiento político desde el que se levanta bandera  contra  la violencia de género. La obra, basada en el texto El tiempo de las mandarinas de Rafael Nofal, aborda la desaparición forzada de mujeres y va más allá en la pregunta implícita del porqué, que se devela ante los ojos del espectador como una construcción social que comienza en la infancia y está presente en los juegos y las canciones que acompañan las primeras formas de aprendizaje de las niñas.  

El espectáculo pareciera gritar que el horror está latente en la acción más corriente del devenir cotidiano. La desaparición es la materialización del “piropo” del que grita en la esquina “Si te agarro, mamita, no sabes lo que te hago” cuando una joven, una niña o una mujer pasan por al lado.

La propuesta estética apuesta a la sencillez de un espacio despojado en el que solo hay un banco de plaza que los actores manipulan y transforman.  El banco es el lugar común de la ausencia y la espera, pero también el escenario de los sueños y de los lazos más sinceros de la amistad. Es el espacio del afuera: la plaza, y del adentro cuando se vuelve la habitación del encierro. 

Siete actrices y un actor interpretan una partitura rítmica que desde lo sonoro y lo visual provocan un efecto sinestésico en el espectador.  El sentido de lo plástico, el trabajo con el espacio y la luz a través de la composición de imágenes nos descubren un material con momentos muy bellos y a veces impactantes. La preponderancia del cuerpo en la construcción escénica convive con la percepción del  fragmento, los saltos temporales y espaciales. 

Una mujer, o, mejor dicho, muchas mujeres, escapan de su cautiverio por una ruta de noche. Dos amigas se encuentran a diario en un banco de  plaza  hasta que un día una de ellas no llega. Una madre busca a su hija. Las historias estallan múltiples y repetidas. La obra se niega a albergar en su constitución la desaparición del cuerpo y la voz de las que no están. El cautiverio también es material escénico y vemos a un grupo de mujeres recordando los árboles y los pájaros de sus casas, jugando como niñas a reír: ¿cómo se juega a reír?  

Por donde se cuela el sol oscila entre lo que deja la desaparición y el encierro. Los fragmentos le permiten al espectador tener una visión completa de lo que le sucede a la que no está. Vemos el cuerpo presente de la desaparecida viviendo un infierno. El espectáculo es una toma de posición y un pronunciamiento: “¿Vos estás desaparecida? ¿Quién? ¿Yo? No...¡Ella!” No hay desaparecidas. Ellas están en algún lugar solo tenemos que buscarlas... 

Por dónde se cuela el sol puede verse todos los lunes a las 21 Hs.  en Espacio GADÍ (Av. San Juan 3852).

Ficha técnico artística
Sobre textos de: Rafael Nofal.
Adaptación: Romina Oslé.
Actúan: Andrea Caputo, Mariana Chamorro, Camila Comas, Manuela Gonzalez, Diego Morales, Carolina Norando, Rosa Gisela Suarez, Norma Tripodi.
Vestuario: Teo Ibarzábal.
Iluminación: Lucia Feijoó.
Realización de escenografia: Santiago Rey.
Fotografía: Luciana Barbaro, Patriot De Dennis Adams.
Diseño gráfico: Juan Pablo Rodríguez.
Asistencia artística: Pedro Donnerstag.
Producción: LugarOtro Estudio Teatral.
Dirección: Romina Oslé.
Duración: 65 minutos.
Clasificaciones: Teatro, Adultos.