Esperando a Godot, de Samuel Beckett (Teatro)


Por Victoria Cestu.

Habitantes de cierta tierra

El clásico, que inaugurará el género absurdo, Esperando a Godot de Samuel Beckett, ha sido uno de los textos teatrales más presentados en la historia del teatro occidental, y específicamente en nuestra capital porteña es una obra que tiene tantas versiones como directores.

Esta vez, la obra es una versión y traducción de Rubén Pires y Hugo Halbrich, que cuenta con la dirección y concepción de Rubén Pires, y se presenta los días miércoles en el Teatro El Tinglado.

La actualización del texto es otra demostración del poder de los clásicos, así como también de sus grandes estudiosos, que llevan la poesía y el sentido de las palabras a nuevas dimensiones creadoras.


“Ahí reside el misterio: el que un ser humano pueda considerarse y tratarse a sí mismo como a la materia de su arte, actuar sobre sí como sobre un instrumento al cual está obligado a identificarse, sin dejar por eso de distinguirse de él: actuar sobre sí mismo y ser el actuante, hombre común y marioneta. Esto es lo que hace decir a cierta gente, para quien sólo es visible el mecanismo del actor, que las contorsiones y los trucos que éste emplea nada tienen que ver con los procedimientos del arte creador. Resuelven el problema disociando el espíritu de la mecánica y, rechazando al actor, prefieren la marioneta.” 

(J. Copeau. Prólogo de La paradoja del comediante. Escrita por Diderot.)

Lo más destacable de esta obra son las cinco actuaciones, por lo tanto podemos decir que el vínculo creador entre actores y director es lo que sobresale, y a mi criterio lo más difícil de lograr en el teatro por ser éste un hecho colectivo por excelencia.

Didi y Gogo son una dupla que muestra un trabajo actoral notable. En primer lugar por haber llevado a cabo lo que una dupla exige, estatus y roles de los personajes, como los viejos payasos, donde existe una autoridad y otro clown más tonto. Ecuación que nunca ha fallado (cuando es correctamente entendida) y que es un ingrediente del humor y la comicidad. 


La comedia física que despliegan es admirable. No sólo por verse en escena un trabajo del cuerpo que entrecruza danza y acrobacia, sino también por el magnífico hecho de ver a cinco adultos jugar como niños. Las actuaciones además de ser precisas, orgánicas y verdaderas, conforman un sistema de personajes que deja entrever la multiplicidad de energías que cada actor despliega en cada personaje y momento. 

El componente lúdico que cobra vida en escena es producto de una visión poética tanto del texto como de la puesta en escena que monta un espacio simbólico deslumbrante. Así, los actores tienen el lugar que se merecen en el teatro: son parte fundamental del hecho artístico.

El binomio fundamental que se articulan en esta obra es: la inocencia y la crueldad. La unión de estos opuestos rebela que Esperando a Godot es un claro ejemplo de una comedia absurda. La espera, el no lugar, el no tiempo, soñar, dormir, comer, cantar, bailar, jugar, ser y estar. Una tragedia que nos envuelve como existencia y, sin embargo, lejos de aburrirme y subrayar por demás el valor de las palabras, ésta traducción sobrevuela más allá de las metáforas y re significa la totalidad del texto. Nos deleitamos viendo ese recurso del teatro dentro del teatro, que desde tiempo remotos los grandes autores como Shakespeare nos convidan con ese gesto que redobla la tesis del teatro como juego. 


¿Qué nos deja la espera?

Podría escribir muchas páginas admirando a Beckett y analizando a uno de los textos más impresionantes que se hayan escrito durante el siglo XX, sin embargo considero que es una cita obligada ir a disfrutar de las actuaciones y de esta traducción que escoge a conciencia una nueva mirilla por donde mirar problemas universales desde este tiempo.


Teatro El tinglado.
Mario Bravo 948.
Tel: 48631188
Localidades General: $160
Días y Horarios:
Miércoles 20:30 hs.
Duración: 90 minutos.


Ficha técnico-artísitca: 

Actores: Gerardo Baamonde, Héctor Díaz, Eduardo Lamoglia, Carlos Lipsic Sebastián Mouriño         
Diseño de Vestuario: Mercedes Uría
Diseño de Escenografía: Uría- Mouriño - Lipsic
Diseño de iluminación: Rubén Pires
Asistente de producción: Sebastián Mouriño
Asistente de dirección: Daii Álvarez
Traducción y Adaptación: Hugo Halbrich y Rubén Pires
Dirección general:  Rubén Pires