La mujer justa, de Sándor Márai (Teatro)



Por Victoria Cestau.

Salí conmovida, angustiada, sacudida, con los ojos mojados, con el pecho oprimido. La sala Alberdi del San Martín guardaba para mí una experiencia puramente emocional. Hombres y mujeres nos esperaban al entrar a la sala. Cuatro presencias solemnes. Cuatro actores enfrentados.

El cuerpo del espectador también habla. Sucede que cuando los actores y la obra son tan potentes nos trasladan al universo mágico de los sentimientos y las palabras arrolladoras. En La mujer justa, emociones y palabras cruzan constantemente la platea y el escenario para hacer nuestras las verdades y los dolores de los personajes, al tiempo que ellos se apropian de situaciones que la vida nos depara a todos. El entrecruce entre la escena y los espectadores está dado fundamentalmente por las miradas de los actores, ya que si bien existe una cuarta pared, los monólogos que narran están destinados a nuestros ojos, desde un lugar frágil y fuerte al mismo tiempo.

Las mayúsculas actuaciones de Arturo Bonin, Graciela Dufau, Victoria Onetto y Hugo Urquijo acompañan este texto basado en la novela homónima de Sándor Márai, que con mucha habilidad y justeza, Dafau y Urquijo transpusieron para esta versión. Un texto justo para contar La Mujer Justa.

Por lo dicho, es evidente la creación íntegra que articula armoniosamente la dirección, las actuaciones y el texto. El equipo creativo se pone al servicio de un teatro realista y de texto tan sólido que se hace cuerpo en los actores. En este marco, la escenografía no es un detalle, todo lo contrario, es un elemento significante que logra sintetizar aquello que el texto simboliza. Una fusión equilibrada y armónica caracteriza la pieza: la puesta dinámica y elegante, el vestuario equilibrado que bien sabe combinar la paleta de colores así como el caminar de cada cuerpo que el actor entrega.

Estos magníficos creadores hacen de la obra un maremágnum de imágenes y sensaciones que galopan a través de la escena. Un escenario que viste como un damero, la foto del final, las manos que se quieren tocar y no llegan…

Aconteció la vida: la guerra, los hijos, el amor, los viajes, las casas, el exilio, el dolor, el misterio, el desamor, la soledad. Todo pasó, pero paradójicamente, todo quedó. La vida a través de un teatro que no interroga...¿existe la persona justa?


Próximas funciones:

12 de octubre en General Villegas.
8 de noviembre en Casbas.
9 de noviembre en Pigüé.

Ficha técnico-artística.

Autoría: Sándor Márai
Adaptación: Graciela Dufau, Hugo Urquijo
Actúan: Arturo Bonín, Graciela Dufau, Victoria Onetto, Hugo Urquijo
Vestuario: Eugenio Zanetti
Escenografía: Eugenio Zanetti

  1. Dirección: Hugo Urquijo