Por Ariana Perez Artaso.
El 27 de marzo
de 1964, en el Teatro Río Bamba, se estrenaba la opera prima de Roberto Cossa
Nuestro fin de semana,
dirigida por Yirair Mossian y representada por el Teatro de Jóvenes, con un
elenco que incluía a Juan Carlos Gené y Federico Luppi.
Desde abril, la
pieza costumbrista volvió al escenario, esta vez de la mano de Jorge Graciosi,
en el imperdible teatro Regio (cuya sala es dueña de un techo imposible de
dejar de mirar). Esta nueva versión revive –una vez más- a los aplacados
personajes creados medio siglo atrás, que se animan a soñar en blanco y negro,
pero no a llevar sus anhelos al plano de la realidad. Así, la insatisfacción es
la clave que late en cada diálogo, en cada gesto.
La obra fue
escrita entre 1958 y 1962, y la década de 1960 es la que prevalece en la puesta
con más de un signo: el teléfono es un adminículo compartido entre vecinos y la
televisión un aparato que reúne y no que aísla –todavía-.
La acción abarca
el tiempo que va desde el sábado a la tarde al domingo por la noche: nada y
demasiado, según cómo se lo mire. En él, Raúl, un vendedor de clase media con
pocas luces, sueña con independizarse, dejar de formar parte de la empresa en
la que trabaja y levantar su propio imperio de venta de máquinas de escribir:
50 años después, este sueño no puede más que darnos gracia.
Con una
necesidad desmedida por llenar una casona vacía en exceso, este antihéroe se
encarga de invitar a los más variados personajes a pasar junto a él y su mujer
–la demasiado paciente Beatriz- el fin de semana. Estos dos días alcanzan para
pintar en gris el cuadro, que se va colmando de comida, alcohol y seres
atontados, con mujeres destinadas a sus casas y a volar aún más bajito que sus
poco visionarios hombres, angustiados por la vida que ellos mismos construyeron.
La pieza cuenta
con la lograda escenografía de Héctor Calmet, capaz de transmitir la humedad
que pegotea la casona y deja imaginar, desde su patio, cómo es el plano íntimo
de sus ocupantes.
En este
micromundo, del que sólo llegan estímulos externos en forma de música (signo de que hay quienes se divierten en otra parte), afloran los matrimonios
tristes, la fantasía de la pasión, que se apaga tan pronto como se enciende, y
la soledad que amenaza con romperse, pero sin lograrlo.
Dónde: Teatro
Regio, Av. Córdoba 6056.
Cuándo: De
jueves a sábado, 20:30. Domingos, 19:30.
Cuánto: Platea:
$70. Pullman y palcos altos: $40. Jueves, día popular, entrada general: $35.
Ficha técnico
artística
Actúan: Juan
Palomino, Alejo García Pintos, Victoria Carreras, María Carámbula, Patricia
Durán, Gabriel Fernández, Tamara Garzón, Federico Alí y Juan Manuel Romero.
Coordinación de
producción: Federico Lucini.
Asistencia de
dirección: Tamara Gutiérrez.
Musicalización:
Malena Graciosi.
Escenografía:
Héctor Calmet.
Iluminación:
Lautaro Graciosi.
Vestuario: María
Armentano.
Dirección: Jorge
Graciosi.Duración: 100
minutos.