Maruja Enamorada. Biodrama amoroso, de Vivi Tellas (Teatro)


Por Mario Henao.

El melodrama nos ha enseñado a ver y a construir. Parece ser imposible desprenderse de esta estructura que organiza las historias y les da un tono, además de unos recursos de los que es necesario hacer uso. El melodrama tiene como protagonista a la mujer, porque es el sujeto víctima por excelencia y al mismo tiempo el llamado a soportar todas las injusticias, pero entiende (casi siempre) que todo hace parte de un aprendizaje y un camino que al final la recompensará. En ese camino lleno de obstáculos, la mujer demuestra su pureza y gracias a ella se convierte en la representante de la virtud, por lo que merece un premio.

Esta estructura, tantas veces utilizada, no deja de fascinar y de demostrar una efectividad tan alta que aunque se haya denunciado durante muchos años como una forma artificial de comprender la realidad, aún en la actualidad es necesario acudir a ella para relatar, contar y mostrar cualquier historia. Una de las críticas más recurrentes al melodrama es la de estar muy lejos de la realidad material, tanto que en muchas ocasiones melodrama es casi lo opuesto a lo verdadero, como si hubiera alguna forma de reconocer eso verdadero. A pesar de que melodrama se considera la forma más artificial de dar a conocer la realidad, ninguna historia tiene más audiencia y está cargada de mayor deseo de realidad que las melodramáticas. Y no deja de ser extraño que un género tantas veces criticado por su supuesta falsedad sea el utilizado para dar a conocer una historia de vida, para dar un testimonio. 

Parece ser que la única manera de hacer efectiva una historia es por medio del melodrama. Y es precisamente esto lo que ocurre en la obra Maruja enamorada dirigida por Vivi Tellas que tiene como base la vida de Maruja Bustamante, su vida real, vida que ella misma, Maruja, nos presenta. Se trata de la historia de una mujer, de cómo llegó a convertirse en la mujer que es ahora, que aparece ante nosotros. Pero esta historia no podía ser otra que la de una chica que tuvo que aprender a superar todos los obstáculos que la fatalidad le puso, obstáculos que cada vez eran más difíciles y que al final logró transformar en providencia, es decir, sacar provecho de ellos. Esta obra, entonces, reúne lo que aparentemente son opuestos, el melodrama y la efectividad de una vida, es decir, la realidad de una vida efectivamente vivida de forma melodramática. 

Aunque puede ser que la vida que se nos relata en la obra no haya sido vivida así, pues el melodrama es finalmente una forma de estructurar unos hechos, no de vivirlos, es decir, una manera de re-contar, de hace memoria, y es en la manera en donde está lo melodramático, lo que hace de este testimonio (y de cualquiera, de muchos de los testimonios que se presentan como historias de vida verificables) una comprobación de la efectividad de ese género. Maruja nos cuenta su patología, que es un elemento indispensable en cualquier melodrama o en cualquier historia que quiera poner en el centro de la acción a un sujeto que tiene que demostrar constantemente que puede superar cualquier prueba. La patología de Maruja no puede ser otra que una relacionada con el amor, porque si bien el melodrama en sus inicios nada tenía que ver con el amor romántico, desde que el romanticismo acogió este género, el amor se convirtió en uno de sus principales motores y en una de las mayores fuentes de identificación, característica que el melodrama supo llevar a un grado tal de efectividad que logró que situaciones totalmente inverosímiles sean objeto de identificación total. 

Maruja es erotómana, es decir, está convencida de que todos se enamoran de ella. Ese será el hilo conductor del argumento y alrededor de él se construye toda una serie de escenas que nos mostrarán las dificultades por las que Maruja tuvo que pasar antes de finalmente obtener su recompensa. Todo está dispuesto, entonces, para que funcione como una estructura reconocida. Se trata de la puesta en funcionamiento de un dispositivo que hace que nosotros los espectadores sintamos pena, dolor, compasión por esa mujer que ha atravesado por esa experiencia que es su vida; y esa compasión solo es posible gracias a la identificación profunda que el dispositivo melodramático genera.

Maruja enamorada es la puesta en escena de la tragedia contemporánea, del kitsch que es actualmente la tragedia griega, el drama de un sujeto común y corriente, ya no el drama de los mejores en sus peores momentos, sino el de cualquiera de nosotros en la vida cotidiana. Pero la diferencia de esta obra con las telenovelas televisivas o con las películas hollywoodenses que tanto han aprovechado el melodrama, es que Maruja enamorada le agrega a la artificialidad melodramática la materialidad de una vida individual, singular y no la de un personaje que podría representar a cualquiera. Maruja es Maruja, la vemos en el escenario, ella se encarga de comprobar y probarnos su existencia. Nos muestra fotografías de su niñez, nos informa con datos personales de su vida, vemos a sus padres, los oímos; se trata, en definitiva, de una chica real que al salir del teatro seguirá siendo Maruja, una mujer que se corresponde con el personaje de la historia a la que acabamos de asistir. 

Y es en ese elemento real en el que se deposita ahora toda la carga melodramática, como diciendo de una manera algo paradójica que solo lo real puede hacer de lo más artificial lo más efectivo o que solo el melodrama es capaz de transmitir la experiencia real de una vida. Es en esa relación paradójica y conflictiva entre lo real y lo artificial en donde se puede encontrar lo documental de esta pieza teatral. Pues hay una utilización del documento (único elemento capaz de dotar de realidad a alguien) que hace que reconozcamos como real a la persona que vemos ahí. Pero es ese mismo elemento documental lo que va a hacer que la identificación aumente y que por lo tanto el efecto del dispositivo melodramático sea más potente y que como espectadores nos interese poco si los hechos relatados ocurrieron efectivamente así, pues lo importante ahora es que un sujeto nos hace partícipes de su experiencia y satisface con eso uno de los mayores deseos, el de saber y ver lo que le pasa al otro, el de vivir a través del otro. 

Maruja enamorada es la exposición de nuestra educación sentimental, nuestra educación melodramática, todos deseamos demostrar que nuestra vida ha sido vivida de manera tan intensa que podría hacerse una telenovela de ella, que es digna de aparecer en un melodrama, en uno como en el de Maruja enamorada.


Lunes 21 hrs.
El Estepario Teatro: Av Medrano 484
Entradas $ 80 (descuentos a estudiantes y jubilados)
Reservas:2004-6507

Ficha artístico-técnica:

Textos: Vivi Tellas y Maruja Bustamante.
Con: Iti el Hermoso y Maruja Bustamante
Fotografía: Nicolás Goldberg
Investigación: Gael Policano Rossi
Asistencia General: Nico Capeluto
Dirección: Vivi Tellas