Mash up, mezcla uno, de Leo Kreimer (Teatro)


Por María Victoria Taborelli.

“La realidad es una proyección de tu deseo” es la frase que enmarca esta obra de Leo Kreimer  y la clave más a mano para interpretar la mezcla de música, ritmos, proyecciones, danza aérea y teatro que componen, cual piezas de un rompecabezas siempre incompleto, el espectáculo que se presenta todos los jueves, viernes y sábados en El Galpón de Guevara. No es el argumento lo que busca atraer la atención del público, que percibe todos los sucesos en el amplio galpón a pie, sino más bien los estímulos visuales y auditivos que suceden bajo un ritmo vertiginoso y logran que más que una obra para ver, Mash up sea una experiencia que vivenciar. 

Pero claro que hay algo que se cuenta - sin prólogo ni epílogo, sin personajes o por qué - la historia de un hombre cualquiera que luego de una tenaz exposición al zapping televisivo se descompone en mil partes y se transforma, junto a todo su universo, en otro. La pantalla que el hombre observa pasivamente y que se duplica en una gigante frente al público reproduce cíclicamente una escena de los dibujitos animados ya retro, los Thundercats, una reportera alarmada que cambia sin avisar de idioma y un alegre show musical. Exposición a fragmentos inconexos, imposibilidad de captar la totalidad de lo que nos rodea es la condición en la que tanto el público y el protagonista están sumergidos sin escapatoria alguna. 


Estamos ante el hombre de la multitud en un estado letárgico, acechado por un exceso de información imposible de clasificar y de incluir en un contexto significativo. Pero rápidamente llega el cachetazo que lo despierta y luego el viaje y la transformación. Sólo la logrará cuando abandone la pasividad y pueda remixar toda la información a partir de sus deseos y decisiones. Todo eso sucede con la irrupción de unos karatecas que cuelgan del techo - shock sorpresivo para todos, no es necesario preguntar sobre ellos, ingenua inquietud que obturará cualquier posible satisfacción - y despliegan una lucha coreográfica en el escenario. Entonces asistimos a la fragmentación del esqueleto del hombre, sus huesos brillantes bailan en la oscuridad para luego pasar por la procesadora de carne que lo lleva al encierro franqueable del otro lado de la pantalla. De ahora en más los límites espaciales pasan a ser difusos e imposibles de determinar, los lugares se vuelven rápidamente otros y nunca sabemos qué sucede dentro y fuera de la televisión, qué es ficción, qué es realidad, dónde empieza y dónde termina la obra. El público baila junto a los brillantes performers que bajan desde el techo y pasa a formar parte de la obra en una proyección en vivo que el hombre ya bien despierto filma desde el escenario. La mezcla se produjo y se corona con el personal show acústico en el que el hombre ahora rockstar combina canciones  míticas de Michael Jackson y Nirvana.


La vieja preocupación por la alienación cultural encuentra en la técnica del mash up - una forma de producción musical que busca yuxtaponer composiciones preexistentes para crear otra nueva - una alternativa. Si la originalidad ya es imposible, todo fue dicho, todo fue hecho alguna vez, la única opción que queda es trabajar con los materiales disponibles y recombinarlos para lograr un producto novedoso. De esta forma, se busca, a través de un camino ya excesivamente pisoteado por el pop art y las vanguardias históricas y sin sorpresas, encontrar en la repetición reinventada de lo viejo la ansiada diferencia que salvaguarde de la prisión sensorial a la que nos someten los medios de comunicación masivos. Sólo así el hombre logrará romper la pantalla para enfrentarse a ella de un modo mucho más alerta.

Funciones: Jueves 21:30 y viernes 22.30 en El Galpón de Guevara (Guevara 326)
Entrada: $100

Ficha artístico-técnica: 

Actúan: Estefania Bavassi, Matías De Padova, Ignacio De Santis, Ana Gurbanov, Rakhal  Herrero, Laura Mesigos, Tomas Middleton, Debora Zanolli
Diseño de vestuario: Alejandra Robotti
Diseño de luces: David Seldes
Video: Maxi Vecco
Música original: Daniel Bugallo, Ariel Polenta
Operación de luces: Leandro Fretes
Operación de sonido: Javier Ojcius
Operación de video: Javier Ojcius
Operación técnica: Franco Cabrera
Fotografía: Martín Ponczik
Diseño gráfico: Pepe Marquez
Asistencia de iluminación: Fernando Chacoma
Asistencia de vestuario: Jazmín Savignac
Asistente de producción: Sandra Paradiso
Asistente de Video: Ludmila Villa
Asistencia de dirección: Debora Zanolli
Prensa: Octavia Gestión Cultural y Comunicación
Producción ejecutiva: Karin Höhn
Coordinación de video: Sebastián Rosenbaum
Coordinación técnica: Javier Ojcius
Coreografía: Rakhal Herrero
Dirección de fotografía: Matías Calzolari
Dirección: Leonardo Kreimer