Los Titirifeos presentan Titiri-risas y el saxo mágico (Entrevista)




Por Másako Itoh.

Una tal Bruja Mirta quiere eliminar del planeta a la música alegre. ¿Podrán Gonzalo, Jazmín y un curioso saxofonista detener su maléfico plan? Sin dudas, porque un muy singular superhéroe es el encargado de detenerla a través de la melodía de un saxofón, el humor y, por supuesto, una gran imaginación.

Con su nuevo espectáculo Titiri-risas y el saxo mágico, el dúo de Titirifeos formado por Emiliano Vega (actor, titiritero) y Emiliano Puñales (saxofonista, actor, titiritero) se presentará el 11 de noviembre a las 16:00, en el Teatro Metropolitan Sura.

Una larga trayectoria

Los Titirifeos se conocieron, hace más de diez años, en una sala de ensayo en Floresta, donde uno grababa con el saxo melodías para una banda y el otro grababa radioteatros para un programa. Ninguno de los dos pensaba por aquel entonces dedicarse a los títeres, pero las vueltas del destino, la pasión y una determinación férrea los llevó a apostar 100 por ciento por el teatro callejero y los títeres. “Al principio la jipiábamos un poco hasta que decidimos tomarlo profesionalmente. La gente empezó a ir a vernos y llevar a su familia para pasar el domingo en Plaza Francia, eso nos paró diferente.”, cuentan los Titirifeos en diálogo con Lucarna.

Así comenzaron hace más de una década montando espectáculos al aire libre, además de recorrer jardines y escuelas de todo el país con una propuesta donde el humor, en diálogo con el público y la música, juega un rol esencial.

Pero no sólo eso, el grupo que combina títeres y música, supo muy bien aggiornarse a los tiempos modernos, armando jocosas rutinas de stand up –siempre en plan familiar- para su títere estrella, Gonzalito.

Los invitamos a conocerlos más de cerca en la entrevista que sigue.

Revista Lucarna: ¿Cómo fue la creación de Gonzalito?
Emiliano Vega: Fue creado para la calle, es un títere Rasta artista callejero. Al principio era un personaje más, con el tiempo se ganó el primer lugar en la compañía. Fuimos haciéndolo crecer a través de improvisaciones y texto armado en Plaza Francia; cientos de cosas fueron apareciendo y le dieron vida y personalidad a nuestro personaje más entrañable.

El de ahora es el quinto Gonzalito, porque se van deteriorando y hay que renovar. Él está feliz con su cara nueva. La confección nace de una plancha de goma espuma con la que se hacen cara y manos; los ojos los hacemos particularmente para cada títere, todos tienen una mirada especial, que es lo que más vida les da. Todo a mano, con tijeras, telas, pinceles, pintura y mucha paciencia.

Cada personaje lleva alrededor de tres o cuatro días de armado para que quede perfecto.

RL: ¿Cuándo y cómo se les ocurrió unir música, stand up comedy y títeres para un espectáculo infantil?
Emiliano Puñales: La mezcla es lo que nos hace únicos. Hay cientos de shows en los que los chicos la pasan genial, pero los grandes se aburren, miran el reloj a ver cuándo se termina el embole que se están comiendo.

Nosotros hacemos todo lo contrario. Queremos que el adulto se ría tanto como el niño, y encontramos la fórmula con humor sano, títeres y música.

Descubrimos que la mirada de ilusión de un adulto es mucho más fuerte que la de un niño, porque los más chicos siempre la tienen, lo grandes no.

RL: ¿Por qué se decidieron por hacer teatro callejero?

EV: Surgió en 2001. El país estaba pasando por un momento durísimo y la necesidad de tener un billete más en el bolsillo nos generó mentalmente la posibilidad de ir a una plaza a pasar la gorra después del show.


Todo se dio muy bien para nosotros y acá estamos, dedicándonos 100 por ciento a este proyecto independiente.

Es justamente esa amplia experiencia en el teatro callejero, sumada a la impronta del teatro títeres, lo que les permite manejar a la perfección el timing de las situaciones de ida y vuelta que se plantean con el público, dosificando las intervenciones musicales del saxofón. Por cierto, un instrumento musical cuya escucha tal vez no sea tan habitual para los chicos, pero que cautiva a todos los sin distinciones de ninguna índole.


Sin dudas, una gran oportunidad para ver algo diferente.