En diciembre, Lucarna fue invitada a participar del Festival Internacional de Circo Independiente que se llevó a cabo en El Galpón de Guevara. El evento reunió espectáculos de Argentina (La ceremonia, de Tomi Soko y Povnia, de Lila Monti), España(Nomarramón, de Jorge Albuerne)y Dinamarca(Cuerdo, de Karl Stets). Este Festival, fiel a las características nómades del universo circense, recorre el mundo compartiendo la magia de sus obras. El próximo año contaremos con otra edición de este encuentro,y además, algunas de las obras que allí se presentaron (como La ceremonia) se repondrán en la cartelera porteña.
Nuestra colaboradora, Victoria Cestau, tuvo la oportunidad asistir a dos de los espectáculos y estas fueron sus impresiones:
Por Victoria Cestau.
En el unipersonal La Ceremonia, Tomi Soko demuestra sus dotes como actor dramático y cómico, además de exhibir su habilidad en la manipulación de objetos y en los malabares. Un comediante solo en escena escribe, su escritorio se inunda de papeles, su mente también. Tanto por la construcción de las situaciones, como por la utilización gags típicos y por el juego ingenioso de los objetos, la conexión con los clásicos se vuelve inevitable: Chaplin, los Tres Chiflados, el Gordo y el Flaco, Buster Keaton.
El entrecruce entre el humor y el drama es una poética que muy pocos actores logran plasmar. En este caso, asistimos a un equilibrado espectáculo que nos lleva por varios estados y climas escénicos para mostrarnos lo que las ideas políticas son capaces de hacer en el absurdo que el poder representa.
Tomi Soko utiliza de manera excepcional la principal herramienta de los actores: el cuerpo. Así, el teatro físico, unido al Gramelot (idioma inventado por el comediante) y al dominio de los malabres, funcionan como recursos que impactan y construyen la escena a piacere del intérprete. A través del dinamismo, la creatividad y el juego actoral se resignifica el escenario y se monta la historia de un manifiesto.
La muerte y la vida, la soledad, la política y las ideas son conceptos centrales que, a partir de una escena despojada donde la iluminación y el sonido se vuelven preponderantes, construyen el destino de varios países habitados por distintos personajes. Vemos al niño, al adulto, al viejo, todos ellos encarnados por el cuerpo de un actor que, con pocos símbolos y una imaginación enorme, nos trasporta adonde quiere. Un espectáculo de mucha poética, sensible, cómico y por sobre todo reflexivo.
Por su parte, Nomarramón es un unipersonal español que juega con la idea del palíndromo. Un palíndromo (del griego palin dromein, volver a ir hacia atrás) es una palabra, número o frase que se lee igual hacia adelante que hacia atrás. Si se trata de un número, se llama capicúa.
Este espectáculo está dedicado a la memoria del abuelo de Jorge llamado Ramón, de quien heredó el amor por el circo y específicamente por el palo chino.
Lo más llamativo de esta propuesta es la ruptura constante entre la ficción y la realidad. Son múltiples los recursos que utiliza para lograrlo: el teatro dentro del teatro, la ruptura de la cuarta pared, la oscilación entre climas opuestos y el acercamiento al público con el que comparte desde las butacas hasta una proyección muy poética de un paisaje lejano y un texto conmovedor.
Como en La ceremonia, este espectáculo aborda temas complejos y universales: la muerte, la vida y la soledad. Es que el circo nos habla de eso, de un constante partir hacia una nueva ruta donde no existe el éxito ni el fracaso.