Por Ariana Perez Artaso.
¿Qué se puede hacer con unas piedras, un tornillo, un par de caracoles y fósforos usados? A los que no somos muy habilidosos con las manos, seguramente no se nos ocurra ni una idea ante semejante pregunta, pero a Caludia Legnazzi se le ocurrió usar todos esos elementos -aparentemente inútiles- para crear las hermosas ilustraciones del libro Una casa bien abierta, escrito por Carlos Pessoa Rosa y lanzado recientemente por Pequeño Editor como parte de Incluso los grandes, una colección dedicada a chicos, jóvenes y adultos.
En él, un nene –Marcos- juega en una playa vacía por el inverno y la lluvia, saboreando entre las olas y las gotitas su último hallazgo: la palabra “Casa”.
Disfrutándola como un caramelo, la repite y la sostiene en la boca entre susurros y gritos. La desmigaja, la escribe en la arena, se la apropia y repasa sus sentidos: una casa es donde están quienes no pisan la playa en días como ese; es el lugar en el que él no está; es el reino en el que habitan las familias.
Soñando con una casa abierta como el mundo, Marcos ve a la palabra volar, impulsada por el viento, y desdibujarse con el paso del lamido del mar.
Con un relato en el que la sencillez y la fuerza de la ilustración emocionan, generan empatía y acercan a los chicos a la vida de otros chicos, el libro se presenta como una buena forma de despertar el interés por la reutilización de los objetos e incentivar a aquellos que están iniciándose en el mundo de la lectoescritura.
Con un relato en el que la sencillez y la fuerza de la ilustración emocionan, generan empatía y acercan a los chicos a la vida de otros chicos, el libro se presenta como una buena forma de despertar el interés por la reutilización de los objetos e incentivar a aquellos que están iniciándose en el mundo de la lectoescritura.
Detalle
Páginas: 32 (color | 23 x 23 cm).
ISBN: 978-987-1374-29-8
Páginas: 32 (color | 23 x 23 cm).
ISBN: 978-987-1374-29-8