Por Mario Henao.
La industria cultural nos ha formado espectacularmente. Difícilmente haya alguien que no conciba su vida como vista desde una cámara cinematográfica y nada es más deseable que un montajista corte las escenas innecesarias de la experiencia cotidiana. Porque, en la ficción, la cotidianeidad de los sujetos no está presente. Vistos desde el lugar del espectador los sujetos comunes, son personajes que cobran realidad, existencia y eso hace que su vida cotidiana aparezca de forma diferente.
Actualmente hay una especie de deseo por construir formalmente eso que conocemos como vida cotidiana, como si la cotidianidad fuera una manera más de exposición, como si solo se comprendiera la vida cotidiana como una serie de actividades para que sean vistas por otro. Tal vez lo que surge de este aprendizaje industrial y cultural es solo la certeza de que siempre hemos querido formar parte de una narración que sea atractiva para el otro.
Actualmente hay una especie de deseo por construir formalmente eso que conocemos como vida cotidiana, como si la cotidianidad fuera una manera más de exposición, como si solo se comprendiera la vida cotidiana como una serie de actividades para que sean vistas por otro. Tal vez lo que surge de este aprendizaje industrial y cultural es solo la certeza de que siempre hemos querido formar parte de una narración que sea atractiva para el otro.
Sin duda, esta experiencia se potencia por la inmensa cantidad de dispositivos a la mano de cualquiera para que registre su existencia y pueda luego exponerla, lo que confirma la necesidad de demostrar la existencia como un residuo, un registro. Y en esa medida la cotidianidad se convierte en una experiencia cada vez más expuesta, más visible y también, de forma paradójica, más difícil de definir y, al mismo tiempo, más convencional. Es por eso que un proyecto que busque acercarse a esas particularidades de la construcción y desarrollo de la vida cotidiana desde una perspectiva artística toma un significado particular.
El miércoles 11 de junio se da inicio al Ciclo de Intimidad Escénica, Proyecto Bioroom que busca escenificar esa experiencia cada vez más difusa de la vida cotidiana. Lo cotidiano parece entenderse como uno de los pocos momentos donde se supone aparece la realidad, alejada un poco de todas las formalizaciones que la vida moderna exige. No obstante la constante presencia de la realidad virtual, de aquello que aparece ya no en la materialidad de una experiencia, sino en la mediación, generalmente, de una pantalla, pone en cuestión la idea clásica de la experiencia real como algo inmediato. Y en ese sentido, este ciclo propone una consideración de la construcción artística de la vida cotidiana a partir de esas nuevas manifestaciones y experiencias de lo real.
Por eso no se trata solamente de poner en escena o de hacer exposición de un momento de la cotidianidad de alguien, sino que esa escenificación forma parte de toda una red en la que no solo actores o artistas están comprometidos, sino también los agentes que se consideran externos a esa experiencia de creación artística, es decir, los críticos, académicos y espectadores. Ya que la mirada constituye existencia y en la actualidad es imposible no ser agente de mirada u objeto de la misma, entonces, es importante que la mayor cantidad de miradas configuren un mismo espacio del que tampoco podemos separarnos.
Este proyecto con la intimidad no se agota en la experiencia solitaria de quien se encuentra consigo mismo, sino, como lo dice el equipo curatorial del proyecto, de la “capacidad de estar con el otro”. Por lo tanto, la intimidad adquiere un carácter vinculante que no busca diferenciar al sujeto que la vive, sino que pretende ponerlo en contacto con el otro, ponerlo en relación.
Pero además, este proyecto, privilegia un elemento que parecía quedar afuera de los formatos de representación, la experimentación de lo real, es decir, la experiencia material, que es finalmente lo que hace a la intimidad vinculante, pues genera lazos de experiencia con el otro.
Este ciclo, entonces, pone en evidencia una búsqueda constante: la experimentación artística con la realidad, que claro, también es una construcción. Pero además, rescata esa experimentación como forma de experiencia vinculante, que pone en común y que mantiene en movimiento la forma en que lo real aparece en las artes representativas, con lo que impide la imposición de una forma de la realidad y permite la multiplicación de miradas que constituyen lo real contemporáneo.
MIÉRCOLES 11:
17 hs: Cápsula 1 “LA MERIENDA”
18:30 hs: Cápsula 2: “LA COCINA”
18:30 hs: Cápsula 2: “LA COCINA”
JUEVES 12: Actividades en el Área de Crítica de Artes del IUNA, Bme. Mitre 1869 3er. Piso
18 hs: Cápsula 3 “CONVERSACIÓN”
18.40 hs: Cápsula 4 “EL HÁBITO”
19.30 hs: Cápsula de Reflexión
21 hs: Cierre de actividades.
18.40 hs: Cápsula 4 “EL HÁBITO”
19.30 hs: Cápsula de Reflexión
21 hs: Cierre de actividades.
VIERNES 13:
17 hs: Cápsula 1 “LA MERIENDA”
SÁBADO 14:
Importante: Las entradas para la Cápsula 1 y 2 del Proyecto Bioroom se reservan mediante correo electrónico proyectobioroom@gmail.com
Al confirmarse las reservas por email se enviarán los datos de localización de las cápsulas correspondientes.
La cápsula 1: en el barrio de Palermo
La cápsula 2: en el barrio de Belgrano
Entradas: 30$
Grupos reducidos