Cuentos Para El Coco, de Norman Briski (Teatro)


Por Carmela Marrero Castro.

Hace cinco años atrás, Eliana Wassermann dirigida por Norman Briski, presentaba en Teatro Calibán, Cuentos Para el Coco, una obra compuesta por siete monólogos con diversos personajes. El próximo viernes la obra tendrá una nueva y única función. El marco del espectáculo es el Centro Cultural Paco Urondo -perteneciente a la Universidad de Buenos Aires-. Luego de la función, el director y la actriz entablarán un diálogo con el público presente. 

Sin duda, es una buena oportunidad para conocer un espectáculo que hace tres años no se presentaba, y para quienes ya conocen la obra, es un buen momento para el ejercicio tan saludable de la relectura. 

Revista Lucarna: La obra son una serie de monólogos, ¿cómo se articulan ?

Eliana Wassermann: Creo que con algún esfuerzo intelectual se podría pensar que todos están atravesados por cierto cuestionamiento a nuestra civilidad,  la “realidad”, que se construye o sucede. Pero lo cierto es que unir a una empleada pública, con un hombre vestido de torero de Andalucia (que no es torero), con  una niña que hace una convocatoria en un andén de tren, solo se puede suceder porque cada cuento vive por sí mismo, tiene su fuerza dramática y nos entusiasma mucho hacerlos.
RL: ¿Qué cambios se operan en vos, como actriz, al reponer la obra en este nuevo contexto?  Es decir, ¿cuáles son los desafíos que la obra te presentó en el momento de su entreno y cuál es tu situación presente? 

EW: Qué buena pregunta, porque realmente hacer esta obra hace 5 años atrás fue un desafío, para mí porque tenía muy poca experiencia en teatro (solo había hecho una obra antes, Familia S.A. de Norman Briski, tenía 4 años de estudio teatral) y armamos un grupo en el que todos se estaban iniciando en el teatro. Recuerdo que ensayamos un año y medio y que era la primera vez que hacíamos algo. En escena hay dos músicos, y uno de ellos (Denise Modai) recién comenzaba a estudiar percusión. El escenógrafo de aquel entonces Luciano Pereira, también, o sea, fue como nuestra primera vez. Hoy, actualizar esta obra, sigue siendo un desafío, porque más que adaptar una obra, es inventar todo otra vez. Más allá de que estos roles aun habiten en mi cuerpo, es volver a despertarlos, pero con mi actual presente. Entonces todo es distinto, por el mismo devenir de la vida y seguro que también la experiencia en escena cuenta. Lo mismo sucedió en la puesta en escena, Norman no hizo una adaptación, sino que volvió a inventar una puesta para este espacio, que tiene características muy distintas al teatro donde presentábamos la obra.
RL: La obra tiene su génesis en un trabajo de creación compartido con Norman Briski, ¿cómo fue ese proceso?

EW: La creación fue bastante tabicada, Norman por un lado escribía los cuentos, y yo no esperaba ni tres horas para dramatizarlos en donde estuviera. Después me ayudó mucho la actriz Carolina Molini, porque cuando comencé a ensayarlos ni siquiera levantaba la mirada del piso. (Un secreto, que no se entere nadie). También recuerdo, que llevaba los cuentos a mis sesiones de terapia y ahí analizábamos a los roles. Y luego de seis meses de trabajar estos cuentos, se sumó Briski a hacer la puesta y dirigirme. Mientras tanto, yo escribí un cuento (Entelequianos) de una experiencia personal mía cuando trabajaba para el Estado, y decidimos incluirlo, tal vez, por su fuerza de empatía con el público, ya que es uno de los personajes más reconocibles.

RL: ¿Por qué reponer la obra en el marco de la presentación del último libro de Briski, Mi política vida? ¿Cuáles son los puentes entre la obra y el libro, si es que existen? 

EW: El puente es Norman y su vida política y mi empatía por aquellas causas y los intentos revolucionarios que ocurrieron en este país. Uno de los cuentos, Paranauta, es una novia que está buscando a su compañero muerto por “El déspota” que puede ser el Estado, la “maldita policía” el ejército. Dado que Mi política vida es un libro que relata el pasado militante de Briski, y que esta obra la hacemos en el Centro Cultural Paco Urondo, con quien fueron amigos en los años 60, entonces todo está unido por el pasado militante y la ideología de nuestro presente.
RL: El espacio elegido para la representación del próximo viernes es el Centro Cultural "Paco Urondo", ¿Por qué ese lugar? 

EW: Puro homenaje. Dado que es un lugar que pertenece a la UBA, y que quienes lo están gestionando lo hacen a pulmón, nosotros sumamos nuestros pulmones y hacemos esta obra por “pura patriada”.
RL: ¿Pensás que las posibles lecturas de la obra se actualizan en este nuevo contexto? ¿Eso te influye en la construcción de los personajes?

EW: Siempre pasa que según el público y la época un cuento puede resonar más que otros, pero sí, en algún momento pensamos en algo con respecto a esto, es hacer una revisión general de que algo no se vuelva reaccionario por el contexto. Nada más que ese chequeo ético. Pero luego, cada cuento, no solo resuena de manera distinta en mí, sino que seguro va a resonar de maneras inatrapables en el público. Es eso que se llama la “subjetividad” de por qué a alguno le gusta más un cuento que a otros y viceversa.  Cada cuento es como una pequeña causa. Cuando elijo una obra es porque seguramente estoy de acuerdo en los postulados éticos o filosóficos de la misma. Es por esto, que si estoy muy segura en esta elección,  más que influirme en como acciono este rol es si decido dramatizarlo o no.





Centro Cultural Paco Urondo.
25 de mayo 221.
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Viernes - 20:00 hs - 06/12/2013 


Ficha técnico artística:


Músicos: Pablo Honigman y Denise Modai
Recuperación de escenografía: Guillermo Bechthold.
Realización de mosca: Luciano "Gaucho" Pereira.
Operación de luces: Guillermo Bechthold.
Vestuario: Maria "Clo" Curetti.
Música Paranauta: Osmar Alvarez.
Colaboración especial: Carolina Molini.
Coreografía Punto Negro: Catalina Briski.
Monologo "Entelequianos" de Eliana Wassermann.
Asistente de dirección: Sylvina Beleniski.
DIRECCIÓN: NORMAN BRISKI.