Por Ariana Perez Artaso.
Leer y ver a Shakespeare; volver a leer y ver sus obras; hacerlo de nuevo y así. El ciclo puede acompañar a cualquiera por años. Incluso a lo largo de toda su vida, dependiendo del gusto que se tenga. Y esto, no es novedad, porque sus textos guardan un núcleo duro que nos sigue hablando de lo que somos y –seguramente- de lo que seremos. Pero, además, porque disparan la creatividad de artistas de toda índole que le dan vida a la cartelera con sus variopintas propuestas.
Por estos días, en Buenos Aires pueden verse –por mencionar algunas- Tito Andrónico, los sábados a las 21:00 en Teatro el convento; Othelo, los jueves a las 21:00 y viernes a las 20:00 en La Carpintería; y El asesino del sueño (Macbeth), los martes a las 20:30 en el Teatro del Abasto. Revista Lucarna fue a ver ésta última y dialogó con su director para conocer más sobre el proceso de puesta en escena de su versión de Shakespeare. De esa charla surgió la entrevista que compartimos debajo:
Revista Lucarna: En tu carrera hiciste varias obras de Shakespeare (Los dos hidalgos de Verona, Cuento de invierno y Rey Lear). ¿Qué te une al autor y qué encontraste en Macbeth para querer montarla?
Facundo Ramírez: Este fue el primer autor que representé en una clase de teatro cuando comencé a estudiar con Miguel Guerberof. Tenía 13 años y preparé una escena de Romeo y Julieta. Miguel era un apasionado por la obra de Shakespeare y supongo que me contagió esa pasión. Cuando leí a Shakespeare por primera vez, su lenguaje no me resultó ni ajeno ni difícil. Todo lo contrario, me resultó completamente familiar. La condición humana está capturada en este autor, todos los hombres y mujeres del pasado y del futuro se revelan en su obra de manera permanente.
Con relación a Macbeth, creo que es una obra formidable para reflexionar sobre el salto que lleva a que un hombre cometa un asesinato. De algún modo, la obra es como un espejo en el que cualquiera de nosotros podríamos llegar a vernos reflejados. Hoy, Shakespeare interroga a los hombres de los siglos 20-21 (y cito ese período de tiempo en particular ya que se asesinó más gente que en toda la historia de la humanidad) alumbrando las razones más ocultas del crimen, las menos visibles, las que arrastran a los hombres a un vórtice mesiánico.
Macbeth habla sobre un mundo nuevo que opera como una liberación aterradora.
RL: ¿Cómo trabajaste el texto original?
FR: Parece tener pocas modificaciones, pero en realidad son bastantes. Sin embargo, al ser Macbeth una de las tragedias más comprimidas escritas por el autor, en la que la trama se sigue sin demasiadas complicaciones, las modificaciones son imperceptibles.
Eliminé varios Nobles. No aparece el hijo de Banquo, tampoco Siward (general de las tropas inglesas) ni su hijo (que Shakespeare presenta en el quinto acto y que a mi entender no aportan nada interesante a la trama) Tampoco están los personajes del médico y la enfermera que observan a Lady Macbeth en la famosa escena del monólogo de la locura.
Unifiqué al personaje de Seyton con el del Portero y algunos textos que en la escritura pertenecen a los personajes eliminados, pero que me parecían fundamentales, los puse en personajes como el Capitán, Lennox, Ross y un soldado.
FR: La obra está acortada, pero por las razones antes mencionadas, en mi adaptación no se percibe. Es notable cómo hasta ahora nadie notó la ausencia del hijo de Banquo que logra escapar cuando asesinan a su padre. El mérito es haber conseguido que Banquo en escena hable con su hijo como si estuviera con él, sin que el espectador lo llegue a ver. La ilusión del teatro y el genio de Shakespeare hacen posible estas cosas.
RL: Creemos que es un desafío para el espectador permanecer más de dos horas en un espectáculo. ¿Qué creés sobre esto?
FR: Por las opiniones recogidas hasta hoy, tengo entendido que a nadie se le hizo largo. Muchas veces digo ciertos monólogos de la obra a público, estableciendo una complicidad con los espectadores. No percibí cansancio en sus miradas, sino todo lo contrario, una profunda atención. Hace poco un crítico me señaló que el espectáculo es de una gran belleza formal y me preguntó cómo logre hacer del horror una forma de belleza. Supongo que esa combinación debe tener algo de hipnótica, manteniendo a los espectadores en vilo.
RL: ¿Por qué darle un lugar importante a la reina de las brujas?
FR: Las brujas son “el aprendiz del hechicero”. Usan sus poderes sin consultar a Hécate. Ese personaje es esencial porque les demuestra que pusieron su magia al servicio de un ser despiadado y brutal que busca solo su propio beneficio (en este punto Shakespeare nos dice que el mundo de los vivos puede llegar a ser más aterrador aún que el de los muertos).
Por otro lado, es Hécate quien reacomoda las cosas, ordenando un nuevo encantamiento que hará que Macbeth caiga en la trampa que lo llevará a la ruina.”La confianza es la gran enemiga de los mortales” dice. Macbeth confía en las nuevas predicciones de las brujas y de las apariciones que le dicen que no será vencido hasta que el bosque de Birnam avance a su castillo y que no puede tener miedo de ningún hombre que no haya nacido de mujer. Hécate es, por lo tanto y a mi modo de ver, fundamental.
FR: No lo hice, ¡o casi! Trabajaba solo monólogos y dirigía las escenas junto a los otros actores al mismo tiempo que las actuaba. Luego, dos o tres veces por semana le mostraba todo el trabajo realizado a quien es mi colaborador artístico en este proyecto y co-director del resto de los actores: Román Ghilotti. Él supervisó todo mi trabajo como actor. Con Román nos conocemos y somos amigos hace 30 años. Y además, ya me había dirigido como actor dos veces. En Los dos hidalgos de Verona, de Shakespeare, y en Acreedores, de Strindberg.
RL: El espacio escénico es muy atractivo en la obra. ¿Cuál fue el proceso de puesta a punto?
FR: Este es un proyecto que sueño con hacer desde hace 30 años. Mientras esperé paciente la experiencia necesaria para hacer esta obra (me refiero tanto a la experiencia de los años como a la experiencia sobre el escenario), fui imaginado el espacio escénico.
La maquinaria del portón surgió cuando me di cuenta que necesitaba una imagen que representara las puertas del infierno. El personaje de Seyton-Portero acabó asegurando en mí esa idea. El dice “no quiero ser más portero del infierno” y ese fue el disparador. Ese portón cuando se abre escupe a los actores-personajes al infierno. A todos los infiernos, que incluye también el infierno de la representación. El tapete surgió como consecuencia de una idea que siempre tuve alrededor de Macbeth y Lady Macbeth. Hace mucho tiempo que ese matrimonio está seco, yermo. Supongo que el origen de esa infertilidad nace cuando pierden a su hijo, en ese instante algo se secó en ellos y el mundo que los rodea. La tierra que pisan ya no es fértil. Está resquebrajada, muerta. Por eso el “blanco como hueso” del tapete, que es también un homenaje a Beckett.
El plano aéreo, amenazante, con los muertos colgando, está concebido para generar agobio en los espectadores. Los muertos para el espectador están tan presentes como para Macbeth el espectro de Banquo.
RL: ¿Cómo se trabajó la banda sonora?
FR: Son efectos de tormenta, ruidos de guerra, sonidos atonales. Como el humo, crean una atmósfera extraña, de pesadilla. Pero no hay un trabajo escrito por un compositor. Busqué efectos sonoros.
RL: ¿Por qué militarizar a Macbeth y por qué, estando armados hasta los dientes, los personajes siguen usando las mismas armas blancas que en el texto original?
FR: La obra comienza con una batalla y termina con una rebelión armada. La militarización me pareció muy oportuna entonces, además de considerar que la historia de nuestro tiempo estuvo y está atravesada por proyectos militares demenciales muy similares al propósito mesiánico que lleva adelante Macbeth.
Los cuchillos tienen que ver con la idea de que asesinar cuesta esfuerzo físico. La combinación del filo del acero con la carne es, además, más difícil de digerir por lo brutal, y la acción de matar con cuchillos es a la vez más caótica y desprolija que un disparo en la cabeza, que resulta más limpio y que prácticamente no involucra el cuerpo.
Con cuchillos, a su vez, mantenemos viva la forma en que los isabelinos usaban sus puñales o puñales para matar.
FR: Ensayamos durante casi cinco meses cinco horas por día y tuvo sus complejidades, que -ahora que ya estrenamos- no me parecen tantas. La mayor dificultad con la que uno se encuentra siempre que se encara un proyecto en cooperativa es poder encontrar los horarios en común para trabajar con los actores, que además, tienen otros trabajos.
RL: ¿Qué aprendiste con esta puesta?
FR: Con relación al texto, descubrí que puedo adaptar bien un material tan complejo sin sacrificar nada de su esencia, algo que me enseñó sin dudas Miguel Guerberof, pero que hasta ahora no lo había puesto en práctica (con excepción de mis épocas de estudiante en las que adaptaba y traducía las escenas y monólogos que tenía que preparar en las clases).
Con relación al espectáculo, saber que puedo conducir y convencer a un grupo enorme de actores entusiasmándolos con el concepto que quiero desarrollar como director.
FR: Tengo varias obras en lista de espera, entre ellas una tragedia griega y una obra argentina. También Mateo Chiarino, el actor que interpreta a Seyton en la obra, me acercó tres obras de autores uruguayos. Él es uruguayo, las conoce bien, y me dijo que son muy buenas, lo que despertó en mi un gran interés. ¡Espero que sean para pocos actores!
Por el momento, los invito a que vengan a ver nuestra obra. Es un paseo por el mundo de las pesadillas que bien vale la pena.
Dónde: Teatro del Abasto, Humahuaca 3549
Cuándo: Martes a las 20.30.
Cuánto: 150 Pesos central; 130 laterales.
Ficha técnico artística
Autor: W.Shakespeare.
Personajes:
Duncan, rey de Escocia/ Séquito de Brujos: Román Ghilotti Malcom, su hijo/ Séquito de Brujos: Manuel Vignau Macbeth, general del ejército del rey: Facundo Ramírez Banquo, general del ejército del rey/ Apariciones: Pablo Finamore Macduff, noble de Escocia/ Séquito de Brujos: Luciano Linardi Lennox, noble de Escocia: Mario MahlerRoss, noble de Escocia/ Séquito de Brujos: Alejandro Falchini
Seyton/ portero al servicio de Macbeth: Matías Chiarino
Lady Macbeth/ Séquito de Brujos: Antonia de Michelis
Hécate/ Lady Macduff: Patricia Becker
El hijo de Lady Macduff/ Séquito de Brujos: Joaquín Mesías
Bruja 1: Ágatha Fresco
Bruja 2: Natacha Mendez
Bruja 3: Zuleika Enal
Capitán: Matías Guernica
Un soldado: Diegro Grueiro
Asesino 1/ Séquito de Brujos: Facundo Vidal
Asesino 2/ Séquito de Brujos: Jorge Noguera
Diseño de luces: Roberto Traferri
Diseño escenográfico: Facundo Ramírez
Escenografía y máscaras: Biby Aflalo
Realizadores: Corina Renoldi, Patricia Reye, Cecilia Podestá, José Luis Oms, Lautaro Yepes
Realización de vestuario: María Renzo y Antonia de Michelis
El mundo de las pelucas: Junín 369
Maquillaje: Fernando Castillos
Fotos y diseño de afiche: Pablo Pamucio
Dirección de actores: Facundo Ramírez y Román Ghilotti
Dirección de actores: Facundo Ramírez y Román Ghilotti
Colaboración artística: Román Ghilotti
Asistente de dirección: Diego Grueiro
Traducción: Facundo Ramírez en colaboración con Antonia de Michelis.
Producción ejecutiva: Darío Martinez
Producción: Facundo Ramírez
Prensa: Octavia Comunicación www.octaviacultura.com.ar
Versión, adaptación, puesta en escena y dirección general: Facundo Ramírez
Agradecimientos/ Javier Blanco (“el ojo”): Ariel Martinez Blanc.