Greek, versión de Analía Fedra García (Entrevista-Teatro)




Por Ariana Perez Artaso.


Tras generar un vínculo intenso con la obra -que incluyó la risa a partir de su humor procaz y el llanto en sus momentos más dramáticos-, Analía García decidió aceptar el desafío que representaba dirigir Greek, de Steven Berkoff. El resultado: una pieza casi desvestida, con un desempeño actoral sólido y aguerrido al que se le suma un fuerte factor de provocación que, según García, "no está puesto en el romper; lo provocativo es el amor mismo".

En esta nota, la directora de la multipremiada pieza nos cuenta un poco más sobre la puesta y el proceso que la llevó a estar –y volver- al escenario del Centro Cultural de la Cooperación. 

Revista Lucarna: ¿Cómo fue que Greek llegó a vos?
Analía García: Cuando estaba terminando la tercera temporada de Chiquito, de Luis Cano, comencé a leer muchas obras, para elegir el próximo proyecto. De los materiales que había leído, me habían interesado especialmente El nombre, de Jon Fosse, y Greek, de Steven Berkoff. Esta última me la había recomendado, precisamente, Cano. La leí y me encantó. Supe enseguida que quería dirigirla. 

Sin embargo, en aquél entonces me decidí por Fosse: se dieron ciertas condiciones para hacerla y, al mismo tiempo, tuve la sensación de que el orden era ese. Uno siempre tiene obras con las que sueña, o le gustaría dirigir, pero para mí es importante ir generando una progresión en las elecciones que hago.

RL: ¿Qué otras razones existieron para que dirigieras la obra?
AG: Intervinieron muchos motivos. Es un texto con una gran potencia vincular y cuando tengo la certeza de que necesito llevar a escena una obra, empiezo a buscar de qué modo hacerlo. 

También me interesó la búsqueda del lenguaje actoral, el juego escénico, las mezclas que hace Berkoff en cada escena, lo mítico desde un planteo contemporáneo. Es una obra ante la cual sentí fascinación y el más absoluto desconcierto relacionado al "cómo se hace”. Esta posibilidad de investigar es un desafío constante que me motiva. 
  
RL: ¿Qué es lo que más te gusta de Greek?
AG: Que es una historia de amor, trascendiendo la forma. Me gustan mucho las fluctuaciones que se plantean en ella. En escena traté de generar en el espectador esas sensaciones- pensamientos. La obra te pega, te acaricia, te ama, te sacude, te grita: "¡despertate!"; te cuestiona y provoca de un modo bastante particular.

RL: ¿Cuánto pudiste jugar con el texto original?
AG: Con el texto original hicimos muchas pruebas en los ensayos para construir el lenguaje de la actuación, necesitaba llegar al que me pareciera el más intenso. 

En cuanto a la dramaturgia, sólo elegimos con Ingrid Pelicori colectivizar algunos parlamentos que eran de Eddy. Me interesaba generar un contrapunto coral. En el original, Berkoff abandona al coro en el segundo acto y a mí me interesó especialmente continuar con esa línea, eligiendo qué textos y observando qué función cumplirían en su boca. Rastreamos las funciones del coro griego y algunos elementos del mito de Edipo para elegirlos.


RL: ¿Cómo fue el proceso de preparación de la puesta?
AG: Tuvo varios períodos. En primer lugar, hice un trabajo más solitario -si se quiere- de análisis de estructura, tiempo y espacio. Todo un trabajo de análisis textual para indagar la arquitectura del texto; la lectura de Edipo Rey, el rastreo de Edipo en Greek. 

Por otro lado, emprendí también la búsqueda de materiales: hice acopio de elementos visuales, musicales, literarios, dramáticos. A este proceso luego se sumaron los actores y los demás integrantes del equipo. 

Se realizaron reuniones y cafés para charlar sobre los conceptos y propuestas. Después comenzamos con un proceso intenso de ensayos, mientras continuábamos reuniéndonos y evaluando propuestas y elecciones. 

Poco a poco se fueron ensamblando las partes.

RL: ¿Cómo fue el trabajo con los actores?
AG: Fue de búsqueda, propuestas y análisis. Se produjo en este proceso una dinámica que para mí fue muy interesante. Ellos traían propuestas para las escenas, yo las mías, y de esa combinatoria fui descubriendo la obra que quería en escena. Probamos muchas ideas. No quería desechar de antemano ninguna, sino ponerlas a prueba hasta dar con la que sentía que ES.

RL. ¿Qué es lo más gratificante de hacer la obra?
AG: Encontrarme con un grupo humano increíble, de mucho compañerismo, y actores que, además, dan todo en escena. 

Asimismo, en las funciones es muy gratificante ver cómo la obra se encuentra con el público. Me gusta estar ahí y percibir las reacciones de la platea, que siempre son distintas.

RL: ¿Cómo fue la búsqueda para elegir el vestuario y la escenografía?
FG: Con Pía Drugueri pasamos por muchos cambios en las elecciones hasta dar con lo que para nosotras es la propuesta más adecuada y sintética. 

El autor plantea para la escenografía una mesa de cocina, cuatro sillas y tres paneles que remitan a las columnas griegas o a un hospital. Indagamos en esa propuesta como punto de partida, sabiendo que para ambas un espacio despojado era el más adecuado para una obra tan cargada de imágenes. Y como en el texto hay cambios constantes de espacio, descubrimos que si había elementos realistas en la escenografía, chocaban en las escenas que sucedían en la calle, por ejemplo. Es por eso que elegimos un concepto que expone Berkoff: la escenografía como plataforma para que se lancen los actores. 

Con respecto al vestuario, se eligió uno que pudiera transformarse por el uso que los actores hacen de él para los distintos personajes que interpretan, con reminiscencias de lo griego y de la década de 1980.

RL: ¿Por qué creés que la obra, a pesar de estar situada en otro país y otra década, logra emocionar al público local?
AG: Creo que las obras logran estar en relación con el público cuando aluden o tratan sobre algo que nos indaga como seres humanos; cuando nos hace preguntas sobre cómo vivimos, qué pensamos, qué sentimos. 

En este caso, entiendo que lo mítico nos toca a todos. Para mí, ni la nacionalidad ni la época en la que fue escrita una obra aseguran un vínculo con el público.

Greek se presentará en siete últimas funciones desde el 6 de octubre al 24 de noviembre.


Dónde: Centro Cultural de la Cooperación – Sala González Tuñón (Av. Corrientes 1543).Cuándo: domingos a las 20:15.
Cuánto: 80 pesos.

Ficha técnico-artística
Actúan: Ingrid Pelicori, Roxana Berco, Horacio Roca y Martín Urbaneja.
Diseño de luces Marco Pastorino.
Entrenamiento corporal: Florencia Rapan.
Escenografía y vestuario: Pía Drugueri.
Diseño coral de voces: Miguel Angel Pesce.
Prensa: Duche&Zárate.
Fotografía: Néstor Barbitta.
Asistente de dirección: Marcio Barceló.
Dirección: Analía Fedra García.

Esta nota fue publicada originalmente en Revista Siamesa.