Por Patricia Signorelli.
Una casa a la vera de un río. Una familia, o lo que queda de ella, compuesta por una madre, una hija, un ingeniero que vino por trabajo y les alquila el cuarto del fondo, y -finalmente- un hijo que vuelve después de algunos años. Todos ellos son los personajes de esta historia, quienes habitan las noches de la casa entre cervezas y charlas que, por un lado, van develando una trama familiar de ausencias y secretos y, por el otro, son el escenario de una historia de amor.
Las noches se suceden en el tiempo de un ciclo lunar, mientras la casa es amenazada por un animal extraño que viene del agua y acecha en la oscuridad. No se ve pero se oye, también se oyen los rumores que hablan de jóvenes que aparecen muertos en el río. Sin embargo, la amenaza real de esta familia no viene de afuera, sino de su propia conformación, una amenaza que retorna y habita en el corazón mismo de los lazos, en el secreto de un abuso incestuoso y en la pelea por la vida.
La idea de ciclo, de construcción circula, no se corresponde aquí con la repetición exacta, sino con la certeza de que en cada retorno lo que suceda va a ser peor, como el anuncio de un final irremediable que se escribe en cada huida y regreso del hermano. La destrucción se incrementa a pesar del amor, tanto filial como pasional. El espectador no puede escapar a esa sensación de que nada evitará un destino fatal, solo la detención momentánea, es decir, el aplazamiento en el tiempo que provoca el abandono del hermano.
Una bella propuesta, y un mundo que nos invita a entrar desde el momento preciso en que ingresamos a la sala y esperamos a que comience la función, sentados en esas sillas que luego, como por arte de magia, se vuelven parte de la escena. En relación a esto hay que destacar principalmente el trabajo escenográfico de José Escobar, el diseño sonoro de Agustín Valero y el diseño lumínico de Soledad Ianni, ya que juntos logran construir un espacio tan contundente como atrapante.
Un trabajo que conjuga todos los elementos que componen una buena obra de teatro: un muy buen texto del dramaturgo Juan Ignacio Fernández (que ha recibido el Segundo premio del 19° Concurso nacional de obras de teatro del INT), buenas actuaciones y una muy buena puesta en escena.
Poema Ordinario puede verse en la sala Moscú, Camargo 506 Caba, los sábados a las 22:00 hs. y los domingos a las 18:00 hs. Las entradas están a 250p y 200p (hay descuento para jubilados y estudiantes).
Ficha técnico artística
Dramaturgia: Juan Ignacio Fernández.
Actúan: Cecile Caillon, Fernando Morales, Julieta Timossi, Ignacio Torres.
Diseño de vestuario: Eugenia Limeses.
Diseño de escenografía: Jose Escobar.
Diseño de luces: Soledad Ianni.
Diseño sonoro: Agustín Valero.
Fotografía: Pilar Montaron.
Diseño gráfico: Tatiana Schumovich.
Asistencia de dirección: Fernanda Pérez Bodria.
Prensa: Carolina Alfonso.
Producción ejecutiva: Cecilia Santos.
Dirección: Lisandro Penelas.