Homenaje a Toto, de la banda ADICTA (Música-Agenda)



Por Juli Repetto / Ana Millet.

El mes pasado Adrián Nievas, conocido como Toto, decidió darle fin a su ser mundano. La noticia se difundió a gran velocidad a través de las redes sociales entre quienes fuimos y seremos amantes de su voz. Sentimos alivio al enterarnos que la angustia tendría un espacio de despedida colectiva. Sus compañeros de Adicta, Diego Rodriguez, Julián Horita, Joaquín Franco, Alejo Kauffman y Rudie Martínez prepararon con velocidad un homenaje al cual llamaron “El mundo no sabe”, recordando un tema escrito por Toto para un CD que nunca se terminó de grabar. 

A través de Lucarna, tuvimos la oportunidad de asistir a este evento, y por eso ahora, compartimos esta breve crónica sobre un encuentro-homenaje emocionante para sus seguidores, y tal vez, puerta de inicio para quienes no conocieron a la banda ni a su cantante. 

La idea fue alucinante, y se materializó gracias a la participación y el compromiso desinteresado de más de 30 artistas y colaboradores que organizaron y ensayaron para que todo sea una fiesta. 

Afuera de Niceto, antes de que se abrieran las puertas, ya se respiraba melancolía. Las estéticas tan particulares del público, los reencuentros y los abundantes recuerdos fueron un deleite. Una vez adentro pudimos tomar conciencia de la cantidad de personas que estábamos compartiendo el mismo ritual. El coro del público fue impecable, recordando cada letra, cada entonación, bailando como si fuera la última noche. Mientras la banda tocaba, las letras fueron interpretadas por diferentes cantantes, como Leandro Viernes, Lucas Marti, Dani Umpi, Isol (con su hermosa panza embarazada) y Sergio Pángaro, entre tantos otrxs, que, además de cantar, recordaron anécdotas y nos dieron un aliento y abrazo al público. 

Rudie ofició como maestro de ceremonia, presentó a los cantantes invitadxs, y respondió con ternura a las expresiones de tristeza que brotaban del público. El repertorio fue abundante, aunque hubiéramos querido que fuera eterno. El cierre fue realmente emotivo, la voz de Toto sonaba junto a todxs lxs músicxs en el escenario, desencadenando un coro de lágrimas en un público sin consuelo.

Todos los aplausos se los llevó la mamá de Toto, a quien siempre le agradeceremos por haber criado a tan maravilloso músico. Todo lo recaudado esa noche, fue para su familia.

El mundo no sabe, sin embargo quienes lo vivimos, no tenemos duda: Fue la mejor despedida