El trabajo, de Aníbal Jarkowski (Literatura)


Por María Victoria Taborelli.

El trabajo de Aníbal Jarkowski es una novela escrita en tono de denuncia que narra la historia de Diana, una mujer que, como espejo de tantas otras más, encuentra en su cuerpo la única posibilidad de supervivencia al mismo tiempo que su inevitable condena. En una ciudad caída en la miseria y en la más íntegra crisis económica y moral, mientras los hombres regulan el modo en que las mujeres circulan, Diana busca trabajo. La seducción que ejerce con su cuerpo será el único bien preciado que podrá intercambiar en el mercado, pero también la vía de acceso a un modo de vida diferente: así se convertirá en la actriz protagónica de un espectáculo teatral que logrará alcanzar una repercusión política. 

Diana conoce a un escritor, el narrador de la novela, en el burlesque al que ambos llegan en busca de trabajo. El escritor decide escribir un libreto para Diana que escapa a la convencionalidad de los números que las mujeres representan para los hombres que asisten allí casi religiosamente. La recepción del espectáculo no será buena, por lo que Diana y el escritor saldrán en buscan de otro espacio para llevar a cabo un striptease que interpela a los hombres y cuestiona el lugar de mercancía que ocupa la mujer.

La eficacia crítica de la novela radica en la consideración de la escritura como motor de un medio de producción de significados que, potencialmente, son capaces de redefinir las relaciones asimétricas entre los hombres y las  mujeres al rescatar la experiencia negada de la mujer y lograr nombrar su cuerpo sin desearlo. Ahora bien, esta vía de acceso se va a ver obturada (manifestando así lo amenazante de su constitución) por una maquinaria puesta al servicio de la perpetuación del status quo. En ese sentido, El trabajo, reflexiona sobre las posibilidades pero, también, los límites y dificultades de la literatura comprometida con una praxis política de género.

Hacia un sentido del sin sentido

El primer trabajo que encuentra Diana consiste en “un teatro de cámara para un solo espectador”. Sus conocimientos en danza y su cuerpo femenino le posibilitan la entrada a una empresa de no se sabe qué y trabajar para un gerente que se encarga de buscar soluciones, alega él, más allá de los límites de la razón. Diana es una productora de inspiración, una trabajadora que pone en marcha el funcionamiento creativo de su superior. Su cuerpo en movimiento, al igual que los libros de poesía que lee el gerente, tiene la capacidad de “alcanzar el tormento de la sinrazón” y, al atravesar las barreras del pensamiento conocido, es la vía de acceso a “soluciones inauditas para aumentar las ganancias de  la empresa”.

No es casual la relación que se establece entre cuerpo femenino y poesía. Por el contrario, es una vinculación que ha sido pensada y configurada tanto en la teoría literaria, el psicoanálisis y la literatura. La mujer, entonces, se presenta como aquello que escapa a los límites de la razón masculina y que sólo puede expresarse mediante la poesía, permaneciendo siempre en un lenguaje irreductible e impreciso. Así, camina en el borde de la locura a un paso de que la empujen al sin sentido (aún hoy se inventan categorías para expulsar de la razón a la mujer que piensa: “Síndrome de Moria”, “Síndrome de Hubris” escuchamos que denuncian algunos hombres desesperados y regresan a la vieja historia de las brujas que son quemadas en la hoguera). 

En este sentido, en la novela aparecen mujeres asociadas con la locura: la adolescente que supuestamente pierde la cabeza a causa de la literatura y, sobre todo, Naanim. Este personaje cree caer en la locura en tanto no puede pensarse y relacionarse con un otro más allá de las condiciones que le impone el deseo masculino. El contacto con lo real parece matar al deseo, por eso, las mujeres nunca logran estar a la altura de los deseos que ellas producen. De esta forma, Naanim fracasa en sus intentos por conquistar al médico, quien repite la historia de tantos otros hombres que se decepcionan una vez que advierten la diferencia sustancial existente entre las mujeres de carne y huesos, con las que puede concretar un encuentro carnal, y  las mujeres de ensueño que apenas han visto desnudarse en la platea. Naanim confiesa: “[Todos los hombres] Se acercan imaginando todo lo que soy capaz de hacerles pero no toleran que se los haya hecho”.

Escritura amenazante


La escritura de los números que escribe el narrador para que interprete Diana es una escritura amenazante y transgresiva porque une las palabras con las cosas, evidencia lo real que hay en esos cuerpos erotizados y destruye las idealizaciones que los hombres hacen de las mujeres. El narrador escribe sobre sus cuerpos reales y le devuelve al signo mujer su anclaje con el mundo real - del cansancio, el trabajo, los ciclos, la historia, la muerte- que el universo metafórico del burlesque sustituye por otro vacío e ideal, siempre dispuesto a satisfacer las necesidades masculinas. Es por esto que, en tanto los hombres logran reconocer en Diana a mujeres reales, huyen espantados.
El trabajo de Jarkowski es el trabajo de escribir cuerpos de mujeres reales que pisan seguros en el terreno de la razón y enfrentan al fantasma tan insistente de la locura.

Detalle
Autor: Jarkowski, A.
Título: El trabajo.
Editorial: Tusquets Editores.
Año: 2007.